La cosa no pinta bien, no, al menos desde el punto de vista macroeconómico, porque harina de otro costal son los mercados bursátiles, que ya sabemos que con palabras y actos de los bancos centrales reaccionan de manera distorsionada alejándose de lo que se supone que son, un barómetro o sentimiento de la salud de la economía.
A) Estados Unidos
El presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, dijo que las condiciones financieras estaban reconfigurando la perspectiva de un modo que podría llevar a la Fed a retrasar nuevas subidas de tasas y que el modo en que los mercados reaccionan a los cambios de política monetaria de la Fed puede afectar a la velocidad a la que se tomen las medidas futuras.
Por su parte, el presidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas, Fischer, dijo que no puede saber qué hará la Fed en su próxima reunión dado que las decisiones de política monetaria dependen de los datos y no de decisiones predeterminadas, que la política sigue siendo acomodaticia tras el leve incremento de las tasas de interés de diciembre y que prevén seguir un ciclo de alzas graduales que dependerá de cómo evolucione la economía.
Bien, por partes
La caída del crudo y la apreciación del dólar implica que la inflación permanecerá baja durante un periodo de tiempo (mayor de lo previsto) antes de comenzar a crecer hacia el objetivo de la Fed del 2%.
No se puede descartar que la Fed acuda al uso de las tasas de interés negativas para estimular la economía.
Si las condiciones financieras se endurecen, la Fed podría no necesitar subir el precio del dinero de manera agresiva.
Las tensiones en los mercados emergentes y en China podrían trasladarse a Estados Unidos. Ello implicaría una reducción de las exportaciones, una inflación estancada y un endurecimiento de las condiciones financieras por el tipo de cambio.
Así las cosas, no es de extrañar que los mercados estén empezando a descontar la posibilidad de que la Fed retrase las próximas subidas de tipos de interés al 21 de diciembre del 2016 e incluso a febrero del 2017, por lo que el dólar está acusándolo frente al resto de divisas.
B) Europa
Los mercados esperan que el Banco Central Europeo active una segunda versión del QE en su próxima reunión del mes de marzo, ya que antes sería imposible, y de esta manera vendría a coincidir con las nuevas previsiones macroeconómicas.
Las opciones pasarían por una segunda versión o modalidad del programa QE que podría contener reglas diferentes a la vez que menos limitaciones. ¿Entonces por qué el BCE no lo ha hecho antes? Pues porque todo esto no deja de tener un riesgo inherente e implícito de crear burbujas y trampas de liquidez.
Ya les comenté esta semana en la parte premium del blog que la frase de Mario Draghi era muy clarita: “los riesgos de actuar frente a la inflación demasiado tarde superan a los riesgos de actuar demasiado pronto”. Es decir, es partidario de implementar nuevas medidas para hacer frente a los bajos precios y si la inflación no crece se necesitaría una política monetaria mucho más acomodaticia para revertir el proceso.