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La elección de Japón: Solo un desastre o el apocalipsis

Publicado 25.06.2013, 12:30
Actualizado 14.05.2017, 12:45

A pesar de las medidas tan irresponsablemente festejadas por analistas, bancos y gobiernos, Japón acelera su deflación. Siempre hay una aceleración en la última parte de la tendencia, aquella vorágine irracional contra la que no se puede luchar y que no es producto del pensamiento único.
Ahora el problema es el mercado de deuda japonés. Si los intereses están bajos los ahorradores no ganan nada, y si los intereses suben el emisor (el Estado Japonés) tiene que pagar más dinero mientras además, los ahorradores pierden valor (capital) y venden haciendo subir más el interés.
Esta crisis actualmente, no puede terminar de otra forma más que con una deflación de muerte sólo para que las cosas no empeoren. No solo las "abenomics" no funcionarán sino que se erigen en la peor torpeza de todos los tiempos.
Japón tiene un quadrillon de yenes de deuda (que vaya uno a saber cuánto esa cantidad enfermiza), pero ese no es el problema en sí. El problema es pagar los servicios de esa deuda.
Con la recaudación de impuestos a la baja desde el estallido de la burbuja bursátil en 1989 y sin crecimiento o con crecimiento insuficiente, se hace cuesta arriba.
En efecto, la consecuencia del problema es un gran desequilibrio fiscal. Los bonos japoneses a 10 años con un interés entre 0,2% y 0,3% son apenas llevaderos aunque ello implique que se destine el 25% de la recaudación de impuestos a pagar los servicios, algo que en un país normal ya hubiera provocado una debacle. Pero si los intereses subieran al 2%, se necesitaría el 75% de la recaudación para pagar los servicios. Para esto último ya no hay modelo, y Japón está rodeado de un mar muy frío para huir nadando.
La pretendida búsqueda de inflación por parte de las "abenomics" es evidentemente una idea desastrosa, o el mejor camino para un apocalipsis total. Un error de cálculo mayúsculo. Y es que hay que saber que el carro va detrás de los caballos: primero crecimiento, luego inflación.
Lamentablemente con señales poco claras, ahora los fondos de pensiones japoneses son vendedores netos de bonos porque no pueden sostener ese "hierro caliente" so pena de perder mucho capital, lo que un interés del 1% o incluso del 2% no justifica en modo alguno. Las tenencias además, están apalancadas en exceso. Ello significa que los movimientos en el mercado se magnifican en las carteras, siendo la causa de los violentos movimientos en el mercado japonés en el último mes.
Cuando nos querían hacer creer que el problema era el Yen caro, nos mentían. El problema es el gap entre recaudación y gastos, y dentro de estos últimos pues el pago de intereses de la deuda se lleva la palma. No puede permitirse que suban más los tipos de interés o habrá un desastre mucho mayor al de un yen supuestamente caro, que con buenas coberturas de divisa es totalmente tolerable por parte de los exportadores., Por si fura poco, el yen no está caro, está muy barato. Consúlte la página oficial del Banco de Japón para comprobarlo. El actual nivel de tipo de cambio real es muy similar al de 2007.
Además, la inevitable próxima crisis financiera (y sabiéndose que la deflación será una tendencia clara), volverá a darle más alcance que nunca al valor refugio de la divisa japonesa por mucho tiempo más.
El problema y no la solución, es la búsqueda de la inflación en estos momentos en que la tendencia no ayuda. Contrariamente a otras épocas, la inflación no sube con los tipos de interés, sino "justamente lo contrario". La espiral deflacionaria puede ser tremenda pero es preferible al desastre total.
Y tal desastre no sucederá, no hay que subestimar al pueblo japonés, pero tendrán tiempos difíciles porque no hay solución a la vista y no hay manuales de usuario para una crisis deflacionaria.
Como lo indico desde hace tiempo, un yen caro es parte de la solución del problema fiscal o su contención al menos. Y si bien no puede decirse que la deflación es una solución, es mejor que romper el mercado de deuda. O tipos bajos, o muerte.
Todavía los políticos no lo entienden porque su reloj no es como el del todos nosotros, ellos tienen uno que sólo marca el calendario electoral.
Su tremenda trampa de liquidez se arreglará con el tiempo, cuando su burbuja se haya desinflado "por completo", para lo que falta años. Cuando ello ocurra, sin que nadie se de cuenta, las cosas mejorarán, aparecerá el crecimiento, la inflación.. y el crecimiento permitirá que se recaude más, pudiéndose pagar más intereses en un entorno de inflación mayor en el que la deuda poco a poco se licúe. Y tal vez algún día sí tengan una hiperinflación y la licuen y trituren y muelan, y adiós al problema de la deuda de Japón.
Así se arreglan los problemas de apalancamiento, fiscales y de deuda... aunque primero toque pagar los excesos tomando el jarabe amargo. En síntesis, no hay ni habrá fin del mundo, sólo penitencia por los pecados cometidos.
Imaginemos que van veinticuatro años en Japón y que aun ese peregrinaje no se ha comenzado en Estados Unidos. Allí un presidente de la Reserva Federal parece haber elegido el modelo japonés para que la bomba no explote aunque una generación entera vaya a tener que vivir una vida menos agradable por no dejar caer a un grupete de bancos y empresas sin porvenir que se hicieron con los controles de mando de la economía vía la subordinación de políticos sin ninguna chapa de estadistas.

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