La fortaleza del dólar embiste con fuerza contra el oro, cuyos precios cerraron en mínimos de nueve meses en septiembre, acumulando una caída mensual del 5,6%, y en tan solo los primeros días de octubre eliminaron todos los beneficios anuales.
Del mismo modo, los datos macro que llegan de Estados Unidos, mejores de lo esperado por el consenso en términos de crecimiento y empleo, pusieron de manifiesto tanto la falta de apoyo físico del oro como la falta de convicción de los inversores.
El oro, que consiguió mantenerse en la brecha con bastante holgura en el primer semestre del año en medio de la escalada de las tensiones entre Ucrania y Rusia y en el Oriente Medio, se anota su primera caída trimestral en 2014, después de perder un 28% el año pasado, el mayor declive en tres décadas.
Por el contrario, el fortalecimiento del dólar ha estado atrayendo a los inversores globales a expensas del metal dorado, cuya cualidad de refugio y activo seguro ya no se percibe tan necesaria.
La demanda de inversión en los metales preciosos como protección de la riqueza se ha visto disminuida ante la revalorización del dólar, al tiempo que el crecimiento cobraba impulso y las acciones cotizaban cerca de máximos históricos.
Aunque en general, desde el inicio del mes de septiembre, todos los metales preciosos padecieron una significativa corrección, los más perjudicados fueron los precios del oro que se deslizaron a 1.210 dólares por onza, seguidos por la plata, que llegó a cotizar en 17,08 dólares la onza en el Comex, su menor nivel en cuatro años (mayo de 2010), y perdió un 18% en el tercer trimestre, la cifra más alta desde mediados de 2013.
La actividad en torno a los productos cotizados respaldados por oro (Exchage Traded Products, ETPs, por sus siglas en inglés) se ha tornado tan negativa que únicamente en dos días en el último mes se dieron entradas netas de capital en los fondos.
Aunque sea pequeña, la consistencia de estas salidas de capital se fueron acumulando cada mes hasta situarse en las 77,4 toneladas de oro desde principios de año hasta la fecha.
Desde hace casi dos meses, el oro ha estado a merced del entorno macroeconómico vapuleado por las noticias desde ambos lados del Atlántico. Por un lado, la favorable evolución de la primera economía mundial en el segundo trimestre y la mejora del mercado laboral han brindado poco apoyo al metal dorado al aumentar la especulación sobre posibles subidas en las tasas de interés de la Reserva Federal antes que después.
Pero en Europa, el recorte de tasas del Banco Central Europeo (BCE) y el programa de compra de activos respaldados por deuda que se activará en octubre provocaron que el euro se debilite aún más frente al dólar.
Lo peor es que el oro aún está expuesto a un mayor riesgo a la baja, particularmente a la luz del limitado apetito físico mostrado por el metal en septiembre, el mes que suele marcar el inicio de la temporada de creciente demanda para joyería durante la estación de bodas y festivales en la India.