El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, se están enfrentando a fuertes presiones para dar los pasos necesarios para estimular el crecimiento en la zona euro, mediante la creación de liquidez a través de un programa de flexibilización (QE).
Mientras que aumentan cada vez más las discusiones sobre este tema, el BCE insiste en que cualquier cambio deberá esperar hasta que se pueda analizar el impacto de nuevas medidas para estimular los préstamos bancarios en la zona euro.
El programa de QE llegará a Europa, pero no será durante la reunión de septiembre. En su lugar, tendremos que esperar, al menos, hasta la reunión de final de año o, incluso, del próximo.
Con la inflación de la zona euro por debajo del objetivo del 2% del BCE, el programa del QE ayudaría a combatir las crecientes preocupaciones sobre la deflación en la zona euro. Es más, un programa de QE enviaría el mensaje de que el BCE está dispuesto a "hacer lo que sea necesario" para defender su objetivo de estabilidad de precios.
Merece la pena destacar que pocos son fan del QE. Especialmente, este programa cuenta con la gran oposición del Bundesbank alemán. No obstante, Mario Draghi tiene la costumbre de "salirse con la suya”.
Hasta ahora, Draghi ha conseguido implementar sus planes, las tasas de interés en la zona euro se sitúan en los niveles a nivel histórico más bajos en la región, la primera ronda de la LTROs se ha completad, además ha conseguido sacar adelante su programa OMT.