Otoño de 1936: Había comenzado el fin de semana y el reloj marcaba las 9 de la mañana. Era un día frío pero despejado. En la calle, algunos perros y sus respectivos dueños eran los primeros actores secundarios de la escena. Por la ventana alta del sótano, penetraba un haz de luz mañanera que daba de lleno en la superficie de más de 100 botellas. Los destellos pegaban sobre todas las paredes haciendo que las herramientas herrumbradas de su padre cobraran un atractivo especial.
En frente a su flamante colección, Warren de 6 años recordaba los inicios de su primer negocio. Sus frecuentes incursiones por los recipientes de basura del barrio, le habían permitido juntar decenas de botellas vacías en el sótano de su casa. Su actividad preferida era limpiarlas, ordenarlas, clasificarlas por marcas y tamaños. En su cara se reflejaba el orgullo por poseer una hermosa colección.
Las había de color ámbar y verdes, rectas o con curvas, pero la que más destacaban por la cantidad, eran las transparentes de Coca-Cola (NYSE:KO). Sin pretenderlo, su afición le permitió realizar un estudio de mercado. No había dudas. El mismo, señalaba con claridad cuál era la bebida cola más consumida en su pueblo. A su corta edad, su visión de mercado le mostró una oportunidad de negocio.
Enfrascado en sus pensamientos se dio cuenta que se estaba haciendo tarde y con prontitud procedió a colocar en una caja de cartón a las integrantes del pedido más importante de la semana. Treinta y cinco centavos de dólar serian su premio por la venta de media docena de refrescos. El Sr. Ralph, después de negarse 6 veces a la compra de las mismas, había claudicado realizando su primer pedido.
Se podría decir que Warren era un niño retraído, tímido y emocionalmente inseguro. A pesar de ello, cada sábado se armaba de valor y acompañado por su pequeña libreta de pedidos, intentaba dejar sus miedos y vergüenzas de lado, tocando al timbre de cada puerta del barrio. Normalmente, cuando se abría la misma, el discurso practicado en frente al espejo se trancaba en la garganta y no salía.
Poco a poco, se fue ganando la simpatía de sus vecinos que entendiendo sus limitaciones comunicativas y premiando su iniciativa personal, le pedían con cierta frecuencia alguna botella de Coca-Cola al incipiente empresario.
Primavera de 2015: Berkshire Hathaway (NYSE:BRKa) festeja los 50 años en que Warren Buffett está al mando de la empresa. Hoy con sus 85 años es el tercer hombre más rico del mundo, superado solo por Amancio Ortega, propietario del imperio Inditex (MADRID:ITX) (Zara) y Bill Gates fundador de Microsoft (NASDAQ:MSFT). Si hilamos más fino, podría afirmar sin temor a equivocarme que Warren Buffett es el inversor más grande de todos los tiempos.
Nadie en la historia de la humanidad ha ganado tanto dinero invirtiendo en actividades financieras. Su fortuna personal, se estima superior a los 70.000 millones de dólares. Actualmente, Warren Buffet, ha donado a la fundación Bill & Melinda Gates el 80% de su fortuna, siendo esta la donación individual la más grande hecha en la historia de Estados Unidos.
Preguntado el multimillonario por la reacción de sus hijos, Buffett dice que no cree en las "dinastías de millonarios", ni en que "los padres tengan que dejar una posición económica o social a sus hijos". Cree firmemente que lo mejor que puede hacer por ellos, es no darle todo resuelto para que con esfuerzo y trabajo encuentren su camino personal.
Cifras: Analizando los beneficios obtenidos por Warren en la emblemática Berkshire Hathaway, se desprende que el rendimiento anual sostenido en los últimos 50 años ha sido del 21,6 %.
Teniendo en cuenta los datos anteriores, me he permitido jugar con un ejercicio matemático. Realice la progresión aritmética de trabajar dentro del mercado por 50 años con una cifra simbólica de arranque de 1.000 dólares americanos y obteniendo un 21,6% anual de rentabilidad.
Primer año de trabajo: la cuenta pasa de 1.000 a 1.216 dólares. Segundo año de trabajo: la cuenta pasa de 1.216 a 1.478,6 dólares.
Tercer año de trabajo: la cuenta pasa de 1.478,6 a 1.798,0 dólares.
Cuarto año de trabajo: la cuenta pasa de 1.798,0 a 2.186,4 dólares.
Quinto año de trabajo: la cuenta pasa de 2.186,4 a 2.658,6 dólares, etc.
Esta progresión nos muestra que en los primeros 5 años el capital original ha pasado de 1.000 dólares a 2.658 dólares. En este punto un altísimo porcentaje de los lectores no estará muy motivado por la estrategia de Warren. Si decido desarrollar esta progresión hasta el final la cosa cambia radicalmente y los beneficios obtenidos ascienden a: 17.647.319,40 dólares.
Resumen: Siguiendo los pasos de Warren, mis 1.000 dólares se convierten en 17.647.319,40 después de 50 años de trabajo. Siempre y cuando haya logrado un incremento de capital del 21,6% anual.
Preguntas que me gustaría despertar en los traders:
- ¿Cuál es el beneficio anual que está buscando?
- ¿Está dispuesto a seguir los pasos del inversor más laureado y rico de la historia?
- ¿Se conforma con solo un 21,6% anual?
- ¿Está dispuesto a ver crecer su capital como el ejemplo anterior en donde con 1.000 y 5 años de trabajo su capital ronda los 2.658 dólares?
- ¿Cuál es el tamaño de los objetivos económicos que se está planteando?
- ¿Siente que es razonable lograr sus objetivos marcados con la cantidad de dinero que desea invertir?
- ¿Cuándo deja volar la imaginación y se ve viviendo en la casa de sus sueños, con qué edad se ve en la imagen?
- ¿Se ve como un anciano o se ve solo con un par de arrugas más en la cara?
- ¿Está dispuesto a invertir a largo plazo o quiere que sus objetivos se cumplan en un plazo no mayor a un par de años?
- ¿Está dispuesto a olvidarse de los objetivos largamente anhelados y entender que para lograrlos necesita trabajar duro durante mucho tiempo?
¿Cree que con esfuerzo y sacrificio compensa la falta de capital en su cuenta?
En los últimos 6 años he mantenido una primera charla de negocios con más de 3.000 traders. Puedo afirmar con certeza que ninguno se sintió atraído a ganar un porcentaje similar al obtenido por Warren Buffett. Vivimos en la cultura de la inmediatez en donde "todo" lo quiero para ayer.
Muchas veces se habrá preguntado en donde está fallando su estrategia. Habrá revisado una y otra vez si los análisis técnicos preferidos son correctos, si la colocación de topes de pérdida o ganancia es una buena medida, si tomar beneficios sin dejar correr la operación le está jugando en contra, si guiarse por el análisis fundamental es más razonable, si es correcto operar intradia o es mejor a largo plazo, etc., etc., etc. La lista puede ser casi infinita.
¿Alguna vez se planteó si su estrategia está fallando por ser demasiado ambicioso o por correo riesgos desmedidos en el afán de obtener altas rentabilidades? ¿No sería hora de poner los pies en la tierra?