Hay un término muy peligroso cuando lo aplicamos sobre las inversiones financieras: las expectativas. En esta ocasión quiero centrarme en un tipo de inversor, el principiante. ¿Por qué? Porque si eres un inversor amateur o profesional ya tienes la experiencia de haber vivido en varias ocasiones lo que es definir objetivos bajo un punto de vista dominado por sueños e ilusiones.
La RAE define la palabra expectativa como “esperanza de realizar o conseguir algo”. También como “posibilidad razonable de que algo suceda”.
Hay dos palabras que unidas provocan un impulso que nos eleva, estas son esperanza y razonable. Esperanza viene condicionada directamente por el deseo de lograr algún objetivo. No se basa en datos, sino en pensamientos y emociones, por lo tanto es un estado de ánimo que, tal como viene, se puede ir. La otra palabra es razonable y viene a decir que algo es proporcionado y no exagerado, pero ¿quién mide cuándo algo lo es o no? Nuevamente es un término muy subjetivo, que se basa en los sentimientos de la persona.
Un principiante suele ser atraído a la bolsa por la intención de lograr beneficios económicos de sus inversiones. Los más explosivos o lanzados se meten tanto en el papel que aspiran a ser auténticos “Lobos de Wall Street”. No me extraña que sueñen tan en grande, sólo basta 10 minutos curioseando en Internet para encontrar anuncios publicitarios que incitan a ello. He aquí solo algunos ejemplos encontrados ahora mismo:
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Esta publicidad atrayente condiciona al futuro inversor, que despierta el gusanillo por saber más. Sigue indagando por las redes sociales, y además, encuentra vídeos muy interesantes donde algunos muestran sus ganancias, haciéndote creer que estás perdiendo el tiempo y tardando en actuar.
La adrenalina corre por las venas y podemos comprobar cómo las emociones aparecen incluso antes de saber ni lo que es ponerse corto, realizar una cobertura o lo que es capaz de provocar Janet Yellen. Aparecen muchos pájaros en la cabeza y uno no puede dejar de pensar en su situación personal. Detecta que el trading puede ofrecer una salida laboral, la posibilidad de dejar un trabajo con el que no se está contento y sobretodo, conseguir la libertad financiera. Comienza a soñar despierto e intenta averiguar la forma de lograrlo.
En este punto es donde se labra el posible problema. Uno necesita formarse y debe separar el grano de la paja. Hay un refrán que dice: “El que juega por necesidad, pierde por obligación”. Pues viene que ni pintado. Si tienes prisa por ganar en bolsa porque esos ingresos han de sustentar tu nivel de vida o cubrir las necesidades básicas, te estás metiendo en la actividad equivocada. Al trading no debes acceder con prisas y necesidades económicas.
¿Cómo puedes pretender operar de corazón a alguien tras un curso de 1 mes y dos semanas de práctica, cuando un cirujano ha tenido que estudiar muchísimos años y practicar otros tantos? El trading no es fácil y hay que tomarlo como una carrera. Tiene una particularidad, la formación es importante, pero la habilidad lo es más y esta se adquiere con entrenamiento, o sea, con horas, días y meses de práctica.
Cuando comencé puse expectativas, como cualquiera. Pero hubo que revisarlas una y otra vez cuando comprobaba la realidad. Con el tiempo observarás que no hay dos traders iguales, por eso cada uno evolucionará de distinta forma y recorrerá su propio camino. Ha de encontrar su estilo, producto, marco temporal y adaptarlo a su capital, tiempo disponible, objetivos y algo muy importante, la propia personalidad.
Precisará del tiempo, capital, energía, apoyo y fuerza de sacrificio suficiente para durar en el tiempo, avanzando hacia un estado denominado normalmente consistencia, ese que demuestra de forma objetiva que apenas cometes errores, eres disciplinado, sabes adaptarte a las circunstancias y operas estando en sintonía con el mercado.
No te miente un formador cuando dice que ha ganado 300 euros en una tarde o que transforma una cuenta de 1.500 euros en 10.000 en 3 meses, por ejemplo. Pueden hacer eso y más, pero tú no, de momento. Ante todo mantén los pies en la tierra y camina con cautela pero con firmeza si entras en este apasionante mundo.
Te hará crecer no solamente económicamente en su debido tiempo, sino que provocará que despiertes la inquietud por conocerte mejor, indagar en tu interior, descubrirte, detectar tus valores, creencias y emociones. Pese a todos los duros golpes que te dará el trading, lograrás amarlo, porque gracias a él habrás mejorado como persona.
Si te parece bien dejamos de crear expectativas y mejor nos dedicamos a marcar objetivos, un montón de pequeños objetivos, ellos nos conducirán al lugar donde queremos llegar.