Tokio, 14 oct (EFE).- El yen se movía hoy por encima de las 147 unidades por dólar en la negociación bursátil en Tokio, tras tocar un nuevo mínimo en 32 años respecto a la divisa estadounidense, alimentando las perspectivas de una nueva intervención nipona.
El billete verde se movía este viernes en el rango de los 147,06 y los 147,45 yenes, tras haber llegado a tocar las 147,65 unidades durante las operaciones en Nueva York, un nivel no visto desde agosto de 1990 y muy por encima de la línea roja de los 145 marcada por Japón el pasado 22 de septiembre para intervenir la divisa.
Las autoridades japoneses observan "de cerca la evolución del mercado con un sentido de mayor vigilancia", dijo este jueves el ministro nipón de Finanzas, Shunichi Suzuki, tras acentuarse la depreciación del yen, que viene registrando este año un fuerte abaratamiento que ha generado preocupación en el país.
"Tomaremos las medidas adecuadas contra la volatilidad excesiva", dijo Suzuki durante una rueda de prensa tras la reunión de los jefes de Finanzas del G20 celebrada en la víspera en Washington, donde habría explicado a sus homólogos los detalles de la reciente intervención ejecutada por su Gobierno.
La de septiembre fue la primera compra de yenes efectuada por el Ejecutivo japonés para tratar de estabilizar su divisa desde 1998.
Las autoridades llevaron a cabo otra intervención en 2011, pero en aquella ocasión fue para frenar la subida del yen a raíz de la crisis desatada por el terremoto y tsunami de marzo de aquel año.
La intervención del mes pasado, estimada en unos 2,84 billones de yenes (19.000 millones de dólares), provocó un repunte de la divisa japonesa, aunque pocos días después recuperó su tendencia bajista.
Esta depreciación se debe a la divergencia entre las subidas de tipos de interés que están aplicando Estados Unidos y otras entidades europeas y la política monetaria del Banco de Japón (BoJ), partidario de mantener sus medidas de estímulo que incluyen tasas ultrabajas en el actual contexto de subida de la inflación.
Un yen débil beneficia a la facturación en el extranjero de las empresas japonesas, que ven infladas sus remesas al repatriarlas y mejora la competitividad de su productos, pero también repercute negativamente en las cuentas nacionales al encarecer las importaciones en un país altamente dependiente de ellas.
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