Por Nathan Frandino
BALTIMORE, EEUU (Reuters) - En un húmedo día de finales de julio, decenas de estudiantes refugiados corren sin descanso detrás de un balón de fútbol, parando solo para ayudar a un compañero que ha resbalado.
Este deporte universal ha ayudado a unir a estos jóvenes de todo el mundo, la mayoría en edad de ir al instituto.
Heman Rai, un refugiado butanés de 21 años, llegó a Baltimore en 2008 sin hablar nada de inglés pero el fútbol le ayudó a asentarse.
"Es fácil", dijo Rai a Reuters en el campus Vanguard Collegiate Middle School en Baltimore, Maryland, después de una jugada de ataque.
Su camiseta verde dice: "Jugar para el cambio".
"No tienes que saber inglés o no tienes que saber el idioma de la otra persona. Simplemente juegas".
Rai es uno de los 100 refugiados de Baltimore que intenta encontrar su lugar a través de Fútbol Sin Fronteras (SWB por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro que ayuda a refugiados jóvenes en Estados Unidos y otros países.
"Nuestra misión es utilizar el fútbol como un vehículo de cambio positivo", dijo Casey Thomas, director de la sede de SWB en Baltimore.
El campo de fútbol es uno de los pocos sitios donde los jóvenes han experimentado transiciones como "inmediatamente sentir confianza, ser tenido en cuenta y que pueden expresarse ellos mismos y contribuir", dijo la organización en su página web.
SWB, con sede en Cambridge, Massachusetts, ayuda a refugiados de 40 países diferentes, incluidos cuatro de los cinco países desde los que más refugiados llegan a Estados Unidos: Irak, Somalia, Bután y República Democrática del Congo.
El presidente Barack Obama será el anfitrión de una cumbre sobre la crisis de refugiados global el 20 de septiembre en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Una de las metas es encontrar maneras de incrementar la confianza de los refugiados en sí mismos y la inclusión a través de oportunidades de educación y trabajo legal.
Los refugiados jóvenes pueden enfrentarse a una serie de dificultades cuando se adaptan a un nuevo país, especialmente en educación. Además del fútbol, SWB también ofrece clases de apoyo extraescolares en inglés, arte y ciencia.
"Todas las familias de las que vienen nuestros niños han hecho muchos sacrificios para conseguir que sus hijos tengan una vida mejor", dijo Thomas, enfatizando que la educación es enormemente importante para las familias. "Nosotros, a cambio, priorizamos el apoyo al éxito académico de nuestros niños".
Más allá de la educación, los participantes en el programa dicen que valoran las amistades formadas en los campos.
"Es un buen programa para ayudar a refugiados y darles más", dijo Johne Teweldebirhan, y refugiado eritreo de 18 años nacido en Sudán. "Para enseñarles cómo respetarse los unos a los otros y a quererse".