Por Emma Farge
GINEBRA, 14 sep (Reuters) - Los talibanes ya han incumplido sus promesas de proteger a las mujeres y salvaguardar los derechos humanos, y la comunidad internacional debe exigirles que rindan cuentas, declaró el martes el embajador del anterior Gobierno ante las Naciones Unidas en Ginebra.
"Los talibanes han prometido respetar los derechos de las mujeres, pero estos derechos de las mujeres están desapareciendo del horizonte", declaró ante el Consejo de Derechos Humanos Nasir Ahmad Andisha, que sigue acreditado ante los organismos de la ONU a pesar de la caída del Gobierno al que representa.
Acusó a los talibanes de llevar a cabo "atrocidades generalizadas" en el valle de Panjshir, la última zona importante del país que se les resiste, y dijo que estaban llevando a cabo asesinatos selectivos y ejecuciones extrajudiciales, incluso de niños pequeños.
El nombramiento de un nuevo Gobierno interino por parte de los talibanes "socava la diversidad política y social de la unidad nacional de Afganistán", dijo. El gabinete está compuesto en su totalidad por hombres y en su inmensa mayoría por miembros de la etnia pastún, que constituye la principal base de apoyo de los talibanes, pero que representa menos de la mitad de la población de Afganistán.
"En este momento crucial, el mundo no puede permanecer en silencio", dijo. "El pueblo de Afganistán necesita más que nunca la acción de la comunidad internacional".
Los talibanes han negado haber cometido abusos en Panjshir. Dicen que apoyan los derechos de las mujeres en un contexto musulmán, y que el nuevo Gobierno interino consultará a la población sobre un futuro sistema permanente inclusivo.
Andisha pidió que el Consejo creara una misión de investigación para supervisar las acciones de los talibanes, una iniciativa que cuenta con el apoyo de los países occidentales pero a la que, según los diplomáticos, se oponen algunos Estados asiáticos.
El lunes, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, reprendió a los talibanes por contradecir sus promesas públicas en materia de derechos, entre otras cosas ordenando a las mujeres que se queden en casa, impidiendo que las adolescentes vayan a la escuela y realizando búsquedas de antiguos enemigos.
(Reporte de Emma Farge; edición de Brenna Hughes Neghaiwi y Peter Graff, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)