Imagínate vivir sin tener que trabajar o, todavía mejor, trabajar sólo en lo que tú quieres y como tú quieres. En eso consiste la libertad financiera, que mide el número de años, meses o semanas que podrías mantener tu actual nivel de vida si decides dejar tu trabajo y te quedas sin ingresos.
Mi libertad financiera dura ya 14 años y la he construido sin fundar una multinacional ni recibir una gran herencia. Simplemente he seguido un camino diferente a la mayoría de personas que conozco a la hora de gestionar mis finanzas. Este camino se puede resumir en tres sencillos pasos:
Paso 1. Preahorrar en lugar de ahorrar
Todo el mundo hemos escuchado la importancia de vivir dentro de nuestras posibilidades. En otras palabras, no gastar más de lo que tenemos y, a ser posible, ahorrar algo cada mes. Como suele ocurrir, la teoría es más sencilla que la práctica, por lo menos para la mayoría de personas.
Y es que ni siquiera el 70% de los españoles consigue ahorrar de forma consistente cada mes. La razón es que ahorran a la antigua usanza, al final de mes y así es muy difícil hacerlo.
Durante el mes hacen un esfuerzo de voluntad para gastar menos. Salen un poco menos, se privan de ciertas cosas o comen más barato. Y lo que les queda a final de mes, lo ahorran. El problema es que la cantidad que nos queda al final de mes en la cuenta a los españoles es nada o muy pequeña. Por eso la gente que ahorra a final de mes ahorra muy poquito y encima les cuesta un enorme esfuerzo.
La solución es el preahorro. En otras palabras, no ahorrar a final de mes, preahorrar de forma automática al inicio del mes. Es como convertir tu ahorro en un recibo más. Igual que a principio de mes pagas el alquiler automáticamente, también ahorras automáticamente. De esta forma no tienes que preocuparte por gastar menos durante todo el mes, porque ya has ahorrado lo que querías sin esfuerzo.
Paso 2. Evitar las deudas a toda costa
Las deudas son un mal compañero de viaje y un verdadero peligro para tus finanzas. Vivimos en una sociedad que nos empuja al consumo y a endeudarnos, casi sin darnos cuenta. Desde las tarjetas de crédito hasta las opciones de financiacíón al 0% de intereses.
Esta filosofía de 'compra hoy y paga mañana' tiene tres peligros concretos:
- Gastas más de lo que necesitas simplemente porque puedes hacerlo. En lugar de comprar una televisión de 200 €, si puedes pagarla a plazos es fácil que te compres una de 300 € que está fuera de tu presupuesto.
- Pagas más por lo mismo. Una vez sumas los intereses, terminas pagando siempre algo más por el mismo producto.
- Vives esclavo de tus deudas. Las deudas son una losa emocional que condiciona toda tu vida porque son una obligación financiera que siempre está ahí. Imagina que quieres cambiar de trabajo porque no soportas al jefe o quieres emprender. Si tienes mucha deuda te lo plantearás una y dos veces por el miedo a no poder pagar esa deuda si cambias y la cosa va mal.
Paso 3. Invertir y aprovechar el interés compuesto
No me endeudo como la mayoría, pero sí que invierto a largo plazo para aprovechar el interés compuesto. De hecho, la mayor parte de mi libertad financiera es fruto de mis inversiones y no porque sea Warren Buffett, simplemente porque desde que empecé a invertir nunca he dejado de hacerlo. Tanto es así que invierto de la mano de un asesor financiero más que por mi cuenta.
Así consigo aprovechar el interés compuesto y hacer que mi patrimonio crezca cada año sin tener que hacer nada. En otras palabras, mi dinero trabaja para mí.