Vamos a dividir nuestro artículo en dos partes:
Primera: fases de un inversor, la trataremos de una forma un poco desenfadada con la intención de acercarnos a nuestra realidad de una manera positiva, no como un castigo. Los castigos solo ejercen dolor, no aportan soluciones. Se habla mucho de disciplina en este negocio pero creo que equivocadamente entendemos esa disciplina más como un castigo a nuestra temeridad.
Segunda: Objetivos cuantitativos y cualitativos, la trataremos menos distendidamente porque en la diferenciación de ambas y en la apuesta por la segunda tenemos, en mi opinión, la clave en la mejora de un inversor. Esta será la parte 2.
Fases de un inversor
a) Inicial: Luces que se encienden y se apagan. Empezamos a mirar por primera vez las páginas del periódico que molestan antes de la sección de deportes. Compra de activos sin criterio en una absoluta anarquía. Fe en que todo va a ir bien. Compramos lo que sube, vendemos lo que cae. No suele ir mal. La suerte del principiante.
b) Hematomas: Primeros golpes del mercado. No es grave, pero empezamos a perder.
c) Heridas: Las pérdidas empiezan a ser importantes. Los riesgos y el apalancamiento comienzan a aumentar. Intentamos recuperar lo que hemos perdido.
d) Sensatez ingenua: Hemos perdido nuestra cuenta y decidimos sensatamente estudiar. Ahí reside la clave de todo. Aumentamos mucho nuestro capital intelectual. Entramos al mercado con una posición sensiblemente mayor que en la fase inicial. Ahora sabemos más y no somos tan ingenuos. Nos sentimos legitimados a hacerlo.
e) Amputaciones: Sabemos algo más, sí, pero ni existe un plan ni una estructura mental. Perdemos nuestra cuenta más rápidamente que la primera vez y el sentimiento de frustración es mayúsculo.
f) Despecho: Volvemos al mercado cargados de ira. Bastonazos de ciego. A la lona. Nueva pérdida de la cuenta. Ésta, incluso más rápida que la segunda. De récord.
g) Pausa: Dejemos un tiempo de descanso mental. ¡No quiero saber nada de bolsa! Ese tiempo es para tu cuenta de ahorros lo que un vaso de zumo de tomate al día para tu cuerpo. Tú no ves el beneficio interno pero te prometo que te hace vivir más años.
h) Sensatez 2.0: Algo estoy haciendo mal. (Primer síntoma de calidad). Nos alejamos del entorno y pensamos en nosotros. El dólar neozelandés me odia. Sí, lo que tu quieras, la cuestión es darle poco cuando pierdes y no liarte a golpes con él después. Él da más duro que tú. Con más formación decidimos crear un plan de trading.
i) Soledad y cuchillas de afeitar: Tenemos un plan, algo de experiencia y temblor de piernas. Ya hemos sufridos reveses del mercado y no es nada divertido. Tenemos en efecto el plan, pasamos de él y esperando un golpe de suerte que no llega volvemos a perder todo. La sensación de soledad es muy depresiva. Mejor ir por llano y no pasar por encima de puentes, no sea que tengamos la tentación de tirarnos por uno.
j) Pausa 2.0: La frustración y el pesar es tan grande que casi no quedan fuerzas para odiar a nada ni a nadie. Nos sentimos absolutamente destruidos. Nos alejamos.
k) Sensatez 3.0: No puedo insistir en hacer lo mismo de siempre. No da resultados. No soy un buen inversor. Quiero, pero no puedo. Me planteo operar sólo en dos circunstancias concretas de mercado. En demo, claro. Sigo con el zumo de tomate.
l) Hiperrealismo: Punto de capital importancia. Se que no soy bueno. Sólo entro en un patrón concreto si se da aceptando que quizá habrá días o semanas donde no voy a poder hacerlo. Trading de guardería. Es lo que hay. No doy para más. Estoy harto de leer que el mercado está lleno de oportunidades. Que sólo hay que tener mentalidad positiva y cosas por el estilo y lo único que hago es perder sin remisión. Veo que la gente está constantemente comprando y vendiendo cosas y yo no se hacerlo con esa velocidad. Ahora me olvido de todos y me centro en lo que yo me he propuesto. Trading de guardería. ¡Punto!
m) ¡Funciona!: No me lo puedo creer. ¡Funciona! Llevo varias operaciones, 10 con utilidades, cuatro en Break Even y 4 Stops. Nada del otro mundo pero mi saldo es positivo y me siento mucho más relajado. Estoy tranquilo. Opero tranquilo. ¿No es increíble? ¡Vaya por Dios! Voy por la letra i, y cuando gano es en Demo. ¿Será posible?
n) Hiperrealismo 2.0: Sé muy bien que no quiero ser un trader de rachas y tengo la convicción de mantener esas buenas prácticas en el tiempo. No cedo a tentaciones y sigo operando con la misma idea que me está funcionando repasando de forma objetiva pequeños detalles que pueden ayudarme a maximizar objetivos o minimizar pérdidas. No me muevo ni un milímetro.
o) Serenidad: Hemos pasado lo peor. No eres nadie pero tienes un pequeño tirachinas que bien utilizado es un arma. Ambicionamos ser mejores para poder entrar más veces al mercado y aumentar nuestro beneficio pero aceptamos la realidad de lo que somos. Esa aceptación y esa humildad es la que nos están haciendo en primer lugar, no perder dinero y en segundo lugar, sumar modestamente algo a nuestra cuenta.
p) Alegría: Me olvido de castigos, puentes y cuchillas de afeitar. Disfruto de lo que estoy haciendo. Lo valoro, se lo difícil que es encontrar esa serenidad y no renuncio a ella. Ambiciono más dinero pero entiendo y respeto el proceso.
Estas fases representan parte de mi evolución. Dicen que las letras R, S, T son las mejores. Allí es donde te compras la casa en la playa y el descapotable. Esas son profesionalidad y años, no esperes llegar el jueves que viene.
Seriamente, incidiría en la parte del hiperrealismo y el trading de guardería. Asume que no puedes entrar al mercado ni las veces que tú quieres ni cuando quieres. Asume que puedes hacer tan sólo algunas cosas. Pocas.
Asume que no eres un gran inversor. En el momento que tienes claro lo que eres y lo que puedes hacer, no pierdes tiempo ni energía en escenarios que no dominas y te centras en tu tirachinas. No te preocupes, con el tiempo el tirachinas pasará a ser una ballesta.
En la segunda parte, hablaremos de objetivos cuantitativos y objetivos cualitativos y allí analizaremos la forma de concretar nuestro trading a nuestras posibilidades de una forma sencilla.