BBVA, Santander y CaixaBank: Un oligopolio bendecido

Aunque empecé a escribir este artículo en abril del año pasado, cuando percibí una gran oportunidad de inversión en los bancos españoles, la verdad es que, por h o por b, no había encontrado el momento de concluirlo hasta hoy y, por fin, ahí va:

Es muy difícil ver en las economías de los países serios que sus gobiernos consientan oligopolios, más que nada porque los oligopolios suelen terminar volviéndose contra los gobernantes que los consintieron y poniéndolos en situaciones apuradas.

Antes de abalanzarme sobre el asunto que nos ocupa y para permitir que puedan seguirme todos aquellos que, profanos en la materia, lean este artículo, les traslado la definición de un oligopolio que he copiado directamente del diccionario de nuestra R.A.E; como sigue:

OLIGOPOLIO: 1. m. Econ. Concentración de la oferta de un sector industrial o comercial en un reducido número de empresas.

Pues bien, hablando de la concentración de la oferta bancaria en un número reducido de empresas, nos encontramos con que los bancos BBVA (MC:BBVA), Banco Santander (MC:SAN) S.A y CaixaBank (MC:CABK) S.A, según leo en la prensa financiera, han incrementado su cuota de mercado en España desde el 37% que tenían en el año 2.006 hasta el 61% en 2.020 tras la absorción de Bankia (MC:BKIA) por parte de CaixaBank S.A (CABK) una vez saneada con el dinero de todos los españoles; una perita en dulce. Si incorporamos a este trío los otros dos bancos que cotizan en nuestro IBEX-35, es decir, Sabadell y Bankinter, nos encontramos con que este porcentaje de cuota de mercado aumenta hasta el 71%.

Creo que los datos mencionados ponen en evidencia una dura realidad, la de un duro oligopolio bancario bendecido por los bancos centrales y por Bruselas, incluso por el sabio De Guindos, que siempre insistió en la necesidad de la concentración bancaria. ¡Ya le agradeceríamos a nuestro ínclito nacional promover y facilitar en Bruselas que los bancos europeos de primera línea estuviesen más presentes y compitiendo en el mercado español, eso sí, sin fusiones o adquisiciones de por medio, no vayamos a crear un cuarto monstruo que se termine comiendo a los “pezqueñines” que nos quedan y la liemos todavía más parda!

Pero no solo fue el sabio De Guindos, sino también los distintos gobiernos que se han ido sucediendo en España hasta llegar a este último, que se autocalifica como social y progresista, pero que necesita que tenga que ser un jubilado valenciano de 78 años, D. Carlos San Juan, quien ponga en evidencia, con modales exquisitos y encomiables, que el oligopolio bancario, que nuestros políticos e instituciones irresponsablemente han consentido, trata mal a nuestros respetables mayores, poco menos que a patadas, algo a lo que los demás tendremos que irnos acostumbrando. Digo los demás, porque los oligopolios, no nos engañemos, si no se regulan fuertemente, algo harto difícil, siempre conducen a un abuso de poder que suele ir precedido de malas prácticas, como las que nuestros abuelos han padecido últimamente.

Me comentaba un amigo que, tras sufrir el robo de su VISA (NYSE:V), se vio obligado a retirar dinero en la ventanilla de caja en uno de estos tres lobos con piel de cordero que arriba he mencionado y se encontró con que, por primera vez en su vida artística y sentimental, le cobraban 2 euretes por retirar los 60 que necesitaba para sus labores, dos euretes que representan, si mis cálculos no fallan, un 3,33% del importe solicitado y eso ahora que tenemos el bono español a 10 años, después de las recientes subidas, en el 1,2% de rentabilidad. Es decir, que en una sola comisión de servicio y sobre la marcha, en cuestión de los segundos en que se tarda en dar a la tecla, el banco, concretamente en este caso CaixaBank, obtenía sobre el capital efectivo gestionado un beneficio equivalente a casi 3 veces la rentabilidad del bono español a 10 años.

También otro amigo me comentaba que le habían subido en su banco las comisiones de operativa en bolsa, de un día a otro y sin avisarle, desde una tarifa plana de 3 euros por operación hasta un 0,35% del efectivo negociado. Ello le había supuesto, en una compra de valores de 20.000 euros, pasar a pagar 70 euros en lugar de los 3 que tenía acordados, o lo que es lo mismo, 23,33 veces más comisión que la que estaba pagando.

Me podría eternizar poniendo ejemplos de malas prácticas bancarias en los tiempos que corren, pero creo que las 600.000 firmas que ha conseguido D. Carlos en tan poco tiempo son prueba fehaciente de este abuso de poder general, por lo que no tiene sentido que me detenga en el detalle. Señoras, señores, ancianos y jóvenes, no hay más remedio, una vez cedido el poder al oligopolio nos tendremos que acostumbrar a estas prácticas, “senza dubbio”.

Lo que sí quiero resaltar, con ánimo de que lo escuchen nuestros políticos, es que D. Carlos ha conseguido las 600.000 firmas en un periquete, de un día para otro. Tal ha sido su hazaña que le han llamado desde el mismísimo director del Banco de España hasta las autoridades de Bruselas, e incluso ha recibido un abrazo de Nadia Calvino a las puertas del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, que parece más consciente que el resto de lo que hay en juego, del peligro que corren todos aquellos que con su palabra o su silencio han bendecido este sagrado oligopolio, algo que no deja de ser un disparate sin precedentes.

D. Carlos ha tenido tirón, porque D. Carlos es la punta del iceberg de la gerontocracia que ya está llamando a la puerta del Congreso para que nuestros jóvenes políticos, esos que se dejan colar goles como el que hoy les estoy contando, vayan despidiéndose gradualmente de sus escaños en las próximas legislaturas, con independencia de que hayan o no participado en el desmán del oligopolio bancario, que ya vendrán nuestros ancianos a desfacer el entuerto, tal y como yo ya anticipaba en mi artículo publicado en este medio.

Y consciente de que a los lectores lo que les gusta es lo financiero, el asunto de los “jurdeles”, tengo que apuntar que con una inflación global disparada y el bono español y alemán a 10 años cayendo paulatinamente en precio y subiendo en rentabilidad, todo apunta a una subida de tipos inminente, aunque Lagarde no nos lo venda así, subida que ya están descontando nuestros bancos en el precio de sus acciones, que no hace más que subir al calor de un negocio crediticio de futuro prometedor, al que se unirían las comisiones leoninas que favorece el abuso de poder propio de los oligopolios, y que solo podría frenarse si los bancos centrales, respaldados por el ejecutivo de turno, regulasen severamente este desaguisado, algo que nadie espera, porque luchar contra el poderosísimo e inteligentísimo lobby bancario, que se mueve lenta y sigilosamente como las serpientes desde tiempos remotos, es misión casi imposible.

Todo ello hace que nuestro IBEX-35, tremendamente “bancarizado”, resista mejor que otras plazas en los tiempos que corren, pues si a los tres grandes les añadimos Bankinter (MC:BKT) y Sabadell (MC:SABE), nuestra banca representaría casi un tercio de la capitalización de nuestro índice de referencia bursátil, y para todos ellos, con independencia de los recortes técnicos necesarios para digerir las subidas acumuladas hasta la fecha, soplan vientos de popa, vientos favorables, que algo tenía que tener de bueno este oligopolio.

Por último, ya que uno no puede creerse aquello de la responsabilidad social de la banca, que su lobby anuncia cínicamente a los cuatro vientos, solo nos queda defendernos, como ha hecho D. Carlos y como hago yo vertiendo mis temores en este artículo, que termino, “mutatis mutandi” y si ustedes me lo permiten, parafraseando a John Donne:

“Ninguna persona es una isla; las comisiones y el trato hacia cualquiera nos afectan;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
las campanas doblan por ti y por mí.”


MORALEJA: Más vale rescatar a los bancos de vez en cuando que dejarlos concentrar poder, pues lo primero, como ha quedado demostrado, mediando el Estado, tiene muy fácil solución; lo segundo, o no la tiene, o es mucho más compleja, al menos hasta que nuestros ancianos, cual políticos de nuevo cuño de la España vaciada, lleguen al Congreso a defender sus pensiones y, de paso, solucionen, como decía, este entuerto que afecta a todos los españoles a excepción de aquellos que tienen intereses en la banca.

NOTA: El próximo artículo me gustaría dedicárselo a mi querida Telefónica (TEF (MC:TEF)), pues gracias al arduo trabajo del Sr. Álvarez-Pallete y su equipo parece estar empezando a dar señales de vida.

(Al venerable D. Carmelo Galofaro,”in memoriam”: Brooklyn 1902- Madrid 2.000)

AVISO IMPORTANTE:
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