Hace una semana escribí un análisis titulado Sombras de duda en Wall Street donde concluía que el mercado de valores norteamericano enviaba señales de debilidad justo en un momento donde requería fortaleza para superar importantes niveles técnicos que afianzaran el alza que se viene observando desde hace aproximadamente 15 días.
En el artículo expliqué, desde un punto de vista netamente técnico, como ciertos patrones de acción de precio enviaban la señal de que el mercado podría sufrir un revés bajista y continuar en ciclo negativo si no salían a la luz fundamentales que catalicen un verdadero cambio efectivo hacia un rally alcista a mediano y largo plazo.
Siete días más tarde, aunque han ocurrido subidas importantes en el mercado de acciones, incluyendo un gap alcista el día 17 de abril con momentum, los últimos dos días parecen haber revivido los temores de una continuación del mercado bajista y la consumación de un posible bull-trapp como era de esperarse.
Las razones que podrían mantener el mercado de valores en ascuas siguen en vigencia. La crisis del COVID-19 continúa en pleno apogeo, todos los analistas serios coinciden en que posiblemente comencemos a ver una normalización real de la vida diaria a partir del mes de septiembre (aunque varios gobiernos sobre todo europeos anunciaron el inicio de la normalización a partir de la semana que viene), pudiendo verificar de forma efectiva las verdaderas consecuencias económicas de la pandemia en el primer trimestre de 2021.
Muchos son los sectores que van a retomar la "normalidad" en una economía que definitivamente es muy distinta a la que conocíamos a finales de 2019 antes de que el coronavirus emergiera a la escena. La realidad será muy dura, y parece que la industria petrolera es apenas una de las primeras víctimas reales de esta nueva economía global que nos deja la primera pandemia del siglo XXI.
Sectores importante de la economía como la industria manufacturera y de alimentos se verán seriamente afectados. Las cadenas de suministro en todo el mundo se han visto interrumpidas, muchos de los grandes proveedores de alimentos en los países desarrollados sentirán el impacto a mediano plazo, aún falta por ver lo que ocurrirá con los principales proveedores de servicios turísticos, ni hablar de las economías de los países que viven de él. Fuertes medidas de distanciamiento social, incluyendo posible reducción de personal en industrias básicas, serán uno de los problemas que enfrentará la era post pandemica. La crisis del petróleo merece un análisis aparte.
Todo parece indicar que la pasada capitulación de los contratos de futuros de mayo en los mercados comenzará a trasladar su inercia al mundo de las acciones, provocando caídas y, quien podría afirmar lo contrario, incluso quiebras que puedan alentar el sentimiento de pesimismo sobre el mercado de equities, comenzando principalmente con empresas petroleras, y migrando progresivamente hacia otros sectores importantes de las economías desarrolladas.
Si bien es cierto que los gobiernos, principalmente la Fed, se están encargando de liberar importantes estímulos que sirvan de alivio a una economía mundial enferma en este momento, nada garantiza que será suficiente ni que será sostenible en el tiempo para frenar lo que a todas luces pareciera inevitable.
El mejor consejo que se le puede dar en este momento a quienes invierten o hacen vida en los mercados es precaución, reducir significativamente el riesgo de exposición a los mercados, movilizar posiciones comprometidas a cash, cortar pérdidas, y esperar. Como leí recientemente de un conocido analista en Twitter "cash is king" en estos momentos. Siguen las sombras en los mercados, y de momento, no se observa claramente la hora en que comencemos otra vez a ver la luz.