"Celebran ceremonias de iniciados los chamanes de la Bolsa desde el otoño pasado. Sacrifican aves migratorias, como los antiguos sacerdotes romanos, para analizar las vísceras. Buscan señales que proyecten el futuro. O sea, no tienen ni idea de por dónde pueden ir las cosas". Así de explícito se mostró A.M. hace unos días. Es uno de los gurús de mejor reputación de la Bolsa española y en esta ocasión se ha negado a hablar. O mejor dicho, no quiere hacer apuestas de futuro, porque reconoce que no hay indicios sólidos, suficientes sobre el estado de salud de la economía y de los resultados empresariales venideros. Reconoce sin ambages, además, que los errores cometidos el año pasado por los chamanes de la Bolsa han sido antológicos y que eso siempre deja una gran huella, como una pisada de elefante, que solo el tiempo podrá borrarla. Los gurús, en fin, se relamen las heridas y asumen que hoy, como ayer, el efecto manada vuelve por sus fueros.
"Lo normal es que vuelva el efecto rebaño o manada en las próximas semanas. El gregarismo es una tendencia consagrada desde hace años entre los analistas financieros y bursátiles. Unos y otros siguen ciegamente las ideas de estos y aquellos. Mejor equivocarse dentro de la manada que hacerlo en solitario. Por eso, los errores siempre son mayúsculos en ambas direcciones de los mercados, como se observó el año pasado y otros más", dice nuestro interlocutor de hoy.
"Sucede, no obstante, que en el movimiento alcista desarrollado a partir de enero, la mayor parte de los gurús siguieron incrédulos, es decir, no participaron de los festejos. Y así continúan hasta hoy. Prueba de ello es el desastroso comportamiento de los fondos de inversión y de pensiones en estos meses", añade.
"¿Que pasará a partir de ahora? Lo de siempre. Que unos y otros nos copiaremos, sin sutilezas, para no ser señalados con el dedo acusador. El flautista de Hamelin tiene que volver a aparecer en cualquier momento y todos los seguiremos. Mientras, miramos las vísceras de las aves como otros analizan los posos de café o contemplan los surcos que dejan astros y estrellas fugaces en el cielo. O sea, ni idea", concluye.
Hay en el coso bursátil mucho miedo a volver a equivocarse, porque el dinero no perdona y los grandes gurús se juegan sueldos millonarios, aunque cada vez menos. Hay en el circo de la Bolsa tensión extrema. Los gladiadores contienen el aliento, porque las circunstancias del entorno no han cambiado y los índices brincan nuevos escalones, cada vez más altos. La caída resultará mortal si es que llega a producirse.