No es ninguna gran sorpresa leer hoy que China está reduciendo su meta de crecimiento, con un modesto recorte del 8% al 7,5%. Hubo sugerencias en el último par de semanas que era probable que se publicaran estas informaciones y es totalmente comprensible. China ha estado sufriendo una inflación alta - con la inflación de salarios, en particular, - haciendo que el país menos competitivo si es que alguna vez fue el caso. Además, China tiene una ambición desde hace mucho tiempo para cambiar el equilibrio de crecimiento alejado de la inversión y el crecimiento de las exportaciones netas, más hacia el consumo interno. Pero eso toma tiempo para lograrlo y es probable que conduzca a un menor crecimiento en el ínterin. La importancia es que los que han confiado en China, en una medida cada vez mayor en los últimos años, temen las consecuencias de una economía tan común y que se permita modificar su política de expansión. Las acciones asiáticas se han visto beneficiadas, como es el won coreano y el dólar australiano, pero la reacción es incomprensible, porque el rally debía de haber sido mucho mayor.