Todo apunta a que, después de meses con el trade reflación activado, entramos en un escenario nuevo en el mercado definido por un incremento de CPI y una ralentizacion del PIB en Estados Unidos. Se le conoce como estanflación (stagflation en inglés), y tiene varias implicaciones. Las veremos más adelante.
Efectivamente, la Fed prevé un crecimiento a finales del 2021 del 4,5%, inferior al registrado durante la primera mitad del año y, no sólo eso, sino que los indicadores adelantados publicados recientemente parecen confirmar este escenario. Mientras tanto, la inflación parece que puede seguir dando guerra en los próximos meses. Cada vez hay más voces que aseguran que la inflación subyacente, medida en términos de core PCE, será superior a la inicialmente prevista por la Fed. Esto es algo que el propio banco parece reconocer al revisar en su reunión del FOMC del 16 junio, pasando así del 2,4% hasta el 3,4%. Sin embargo, mantiene la tesis de que esta inflación más elevada de la prevista será transitoria. Si hay una variable económica que está en boca de todos, ésa es la inflación. ¿Transitoria? ¿Ha llegado para quedarse? ¿Es por el efecto base? Hay casi tantas opiniones como analistas, y lo que está claro es que será necesario hacer un seguimiento constante para que nuestras decisiones de inversión se ajusten a un entorno macroeconómico que cada vez está tomando más protagonismo a la hora de definir el posicionamiento estratégico de los inversores.
El último dato del índice de precios al consumo (CPI) publicado en junio arrojó un dato del 5%, superior al consenso del mercado. Asimismo, el PCE, siglas en inglés de Gasto de Consumo Personal, subió hasta el 3,9% y, el core PCE, es decir, eliminando las partidas de alimentación y energía, se situó en el 3.4%. Pero, ¿qué puede esperarse en los próximos meses? Según los modelos de series temporales que manejamos, sería de esperar todavía un incremento tanto en términos de CPI, como de PCE y core PCE. En ese sentido, creemos que, aunque el efecto base cada vez es menor, podría parecer razonable pensar que la inflación todavía no ha marcado un techo. ¿Qué nos hace pensar así? Son varias las razones. Por un lado, la propia evolución de la serie temporal y el efecto base, lo que nos lleva a estimar un incremento de media de entre un 0,1% y un 0,2% en el próximo mes. Por otro, sigue habiendo presiones inflacionistas de corto plazo, tanto por el nivel de inventarios, como por retrasos en las entregas de proveedores, y por un claro incremento en los precios pagados. La última encuesta ISM muestra un nuevo máximo en la serie de precios de fabricantes que, como saben, es un buen estimador del índice de precios a la producción (PPI) que, a su vez, suele ser un indicador adelantado del CPI en los próximos meses.
Todo lo anterior nos lleva a que, previsiblemente, en el mes de julio entraremos en el denominado trade de estanflación. Para que tengan un resumen de la evolución de la economía americana en términos del régimen de mercado que ha prevalecido en los últimos meses, adjuntamos a continuación un gráfico que habla por sí solo.
¿Qué puede esperarse durante un trade de estanflación?
Fundamentalmente, una rotación de sectores... algo que ya ha venido produciéndose en las últimas semanas, muy especialmente, tras la reunión del FOMC el pasado 16 de junio. Así, mientras el trade de reflación, bancos (XLF) y energía (XLE) son los más beneficiados por la subida de tipos de interés, y los sectores más cíclicos de la economía, durante los períodos de ralentización de la economía, la tecnología (XLK) y utilities (XLU) suelen destacar. Se preguntarán qué ha sucedido en la útima semana. Pues bien, las entradas en el QQQ (NASDAQ:QQQ), el ETF que replica al índice tecnológico americano, han superado los 5.000 millones de dólares, mientras que ha habido salidas netas de efectivo del sector bancos y de los valores de menor capitalización. La rotación parece confirmar que los inversores se van posicionando progresivamente para afrontar estos próximos meses.
Para mayor información, adjuntamos a continuación tablas que miden la fuerza relativa de los principales índices mundiales, para que vean la elevada dispersión que nos encontramos y que, cuanto menos, debería llevarnos a ser prudentes en las nuevos máximos que se están marcando día tras día en la última semana.
Los dos principales índices americanos muestran una fuerza patente tanto a nivel diario como semanal, mientras que los índices chinos o el selectivo español destacan por su debilidad. Verán que la tabla muestra su fuerza tendencial en distintos time frames, ya que no todos los inversores tienen el mismo horizonte temporal en sus decisiones. Sin embargo, en nuestra opinión, lo más grave de los nuevos máximos que estamos viviendo día tras día viene, sobre todo, por la dispersión entre sectores. En ese sentido, verán que sólo 5 de los 9 sectores principales presentan una fuerza tendencial positiva a nivel semanal. Es una proporción pequeña que nos hace pensar que los nuevos máximos pueden no llevar por detrás todo el apoyo que deberían para mantenerse a lo largo del tiempo.
Abudando en esta misma idea, y utilizando como proxy las compañías que componen el índice Dow Jones de Industriales, verán que el análisis de la fuerza tendencial arroja conclusiones similares. De esta manera, sólo la mitad de las compañías tienen una fuerza tendencial positiva a nivel semanal. Para su referencia, venimos este año de meses en los que 28 de 30 compañías mostraban fuerza tendencial a nivel semanal, lo que prueba el deterioro que se ha ido produciendo últimamente.
Ante un escenario como el anterior, debemos prestar mucha atención a los niveles de referencia de los principales índices americanos, ya que pueden servirnos como filtro de cuándo el escenario es positivo (como el actual) o cuándo debemos extremar las precauciones. Estos niveles, calculados semanalmente a partir de las posiciones de inversores institucionales a través de un modelo matemático propio, no responden, por tanto, a criterios técnicos basados en soportes y resistencias -en todo caso, cualquier análisis adicional es un complemento perfecto y siempre recomendamos que las decisiones de inversión se tomen cuando no uno, sino varios factores coincidan en la misma dirección-. En la medida en que los precios de la tabla muestras las posiciones estratégicas de los inversores institucionales, suelen actuar como "soportes naturales" y su pérdida puede ir acompañada de grandes volúmenes.
Según nuestras estimaciones, los inversores minoristas tienen posiciones estratégicas en 4156 puntos, habiendo liderado las últimas subidas de la bolsa. Los inversores institucionales, tienen sus posiciones estratégicas en el nivel de 4059. En caso de perderse estos niveles, podrían esperarse caídas significativas, sobre todo espoleadas por una mayor presión ejercida por hedge funds a partir de 4091. En el caso del índice tecnológico, los niveles clave se encuentran en 14208, y 14088, siendo este último en el que los hedge funds podrían incrementar la presión vendedora.
Mientras los índices se encuentren por encima de estos niveles, estaríamos ante un escenario positivo y no pueden descartarse nuevos máximos. Asimismo, vista la dispersión tanto entre las compañías que componen el DJIA como por las diferencias en el performance de los índices mundiales, podría ser interesante explorar oportunidades en trades relativos que permitan aprovechar la diferencia de performance entre los activos más fuertes y los más débiles.
¡Buena semana y buenas inversiones!