Con los mercados bajo amenaza, es hora de considerar un ajuste serio de cartera
El mercado de valores atraviesa un período de volatilidad sin precedentes, así que todos nos vamos a ver obligados a tomar decisiones difíciles. El reciente giro de los acontecimientos en torno al impacto potencial del coronavirus se ha desarrollado a una velocidad increíble, dejando a muchos preguntándose qué podría suceder a continuación, y sin una respuesta clara.
Aunque los mercados globales suben hoy junto con las empresas energéticas impulsados por la sugerencia del presidente estadounidense Donald Trump de una posible intervención en la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudí y Rusia, el panorama general sigue siendo turbio y difícil de evaluar. Antes del repunte de ayer, el S&P 500 se había desplomado un 30% en sólo cuatro semanas y nadie sabe lo que deparará el mañana.
El aumento de la incertidumbre, el aumento de los niveles de volatilidad y las expectativas de una lenta recuperación económica han dado lugar a un cambio de activos en mi cartera, la reducción de mis participaciones en acciones y la recogida de efectivo. Entre que me temo que las previsiones económicas puedan empeorar aún más y que el mercado de valores podría seguir desplomándose, me ha parecido la mejor opción.
Riesgos globales
Hasta ahora, los mercados de valores mundiales no han respondido decisivamente a muchas de las medidas que los bancos centrales de todo el mundo han tomado para tratar de calmar los nervios. Incluso con la política fiscal en muchos países ahora sobre la mesa, los mercados de valores siguen cayendo.
Eso indica algunos puntos preocupantes, como que el futuro es muy incierto o que las políticas que están adoptando los gobiernos y los bancos centrales podrían no ser suficientes para resolver las posibles consecuencias. La falta de una respuesta decidida de los mercados de valores parece suponer la preocupación más significativa.
Las estimaciones podrían ser demasiado altas
Además, parece posible que el entorno actual pueda afectar gravemente los resultados de las empresas a medida que los Gobiernos tratan de frenar la propagación del virus cerrando las fronteras y, en algunos casos, aislando el país por completo. Esto podría dar lugar a que algunas empresas experimenten uno o dos trimestres de reducción de ingresos y ganancias, y eso significa que las previsiones de resultados para el S&P 500 en general pueden ser demasiado elevadas.
Si resulta que las ganancias son demasiado altas, entonces el valor del S&P 500 no es tan bajo como parece. Actualmente, el S&P Dow Jones estima unas ganancias de 169,94 dólares para 2020 y de 191,05 dólares para 2021. Eso asigna al S&P 500 una relación PER de aproximadamente 14,2 y 12,6, basándonos en el nivel de los índices de 2.409,40 el 19 de marzo.
Sin embargo, usando un múltiplo que está más cerca del promedio histórico de aproximadamente 16, el nivel actual del S&P 500 sugiere unas ganancias de aproximadamente 151 dólares por acción en 2020, lo que supondría un descenso de 157,10 con respecto a las ganancias de 2019.
Parece posible, dada la seriedad de las medidas adoptadas para frenar el coronavirus, que el impacto sobre las ganancias de 2020 será más significativo que un descenso del 4% con respecto al año pasado.
Las empresas podrían resurgir algo cambiadas
Además, no todas las empresas resurgirán tras este período —por largo o breve que sea—, igual que cuando entraron en él. En algunos casos, esto podría significar un cabio en el modelo de negocio. Además, es probable que el mercado revalorice los distintos sectores, lo que significa que algunas acciones y sectores podrían no recibir las mismas ganancias o ventas múltiples que tenían antes de este evento.
Esto deja a los inversores con una gran inseguridad de cara al futuro y, en este punto, de cara al posible impacto para las acciones. Para mí, esto ha resultado en un arduo proceso de tener que renunciar a algunas empresas que he mantenido durante varios años porque simplemente no sé cómo saldrán de esta crisis, ni cuánto tiempo tardarán en recuperarse sus negocios.
En este punto, con este flujo de acciones, la mejor opción me ha parecido impulsar la parte de efectivo de mis participaciones y reducir algunas de las acciones con un futuro más incierto. Eso al final crea nuevas oportunidades de cara el futuro.