Varios economistas, entre otros Thomas Piketty, e incluso políticos cercanos a los actuales gobiernos de Italia y España han analizado la posibilidad de que el Banco Central Europeo condone la deuda publica emitida para paliar la crisis de la Covid-19.
Parece muy razonable, eliminamos la deuda de un plumazo y empezamos de cero, lo que muchos llaman en “gran reset”, pero ¿esto es realmente viable?
Vamos a tratar de analizarlo.
Actualmente la deuda es uno de los principales problemas que azotan las economías avanzadas. Estamos castigando a futuras generaciones para tapar agujeros en el presente. Es lo que yo llamo el egoísmo intergeneracional. Para poneros en contexto, actualmente en España cada persona que nace, lo hace con madre, padre y mas de 30.000 euros de deuda en sus hombros.
Además, es más q evidente que estamos en un ciclo de rendimientos decrecientes en política monetaria. Cada vez se emite más deuda para menos impacto en la economía presente. Podemos casi decir que estamos sancionando el futuro sin apenas mejorar el presente.
Por eso, una de las grandes preocupaciones a día de hoy de la academia económica es como reducir la enorme deuda, sobre todo disparada tras la pandemia. Y como decimos, una de las brillantes ideas (entiéndase la ironía) es directamente no pagarla, bien eliminándola a cara perro o bien convirtiéndola en perpetua (bonos perpetuos).
En primer lugar, recordemos que la deuda por un lado representa un derecho y por otro una obligación. Entre particulares o agentes es muy fácil verlo, yo te presto “X” dinero y a vencimiento me lo devuelves con un interés.
Pero los bancos centrales son instituciones muy particulares, ya que pueden crear dinero de la nada para comprar esa deuda, que es precisamente lo han hecho. Pero aquí está la trampa, ese dinero, a pesar de imprimirse, sí tiene obligación. El dinero es una deuda que tiene el Banco Central con los poseedores de los billetes. Es decir, lo billetes son un reconocimiento de deuda del Banco Central con los tenedores de esos propios billetes.
Antes era muy fácil de ver, el Banco Central emitía billetes y te reconocía una deuda en oro. Pero desde que vivimos en el patrón FIAT (MI:STLA), el valor de esos billetes no lo respalda el oro, sino los activos del Banco Central, es decir, la deuda publica y privada que compran, por lo tanto, el valor del dinero esta soportado por esa deuda.
De esta manera, si llegamos al punto en que la hacemos desaparecer deuda del mapa, todo el dinero que se emitió para comprarla pasa a valer cero.
Básicamente lo que pasaría es que el BCE perdería activos. La deuda publica es un activo para el Banco Central como una hipoteca es un activo para un banco comercial. Por lo tanto, si eliminamos activos del balance del Banco Central, produciríamos un desajuste tremendo en sus cuentas, una descapitalización en toda regla.
Con esto, el banco central perdería su rol como planificador, no podría controlar la base monetaria ya no tendría activos para retirar dinero de la economía si fuese necesario. Y esto es fundamental, porque para controlar la inflación, es necesario que el Banco Central pueda destruir dinero (cobrar los bonos del activo y el dinero que recibe destruirlo).
Por lo tanto, si el banco central no puede controlar su base, entramos en un entorno peligrosísimo para la estabilidad de la moneda y por tanto de la economía.
Dejemos las soluciones mágicas y la demagogia económica y centrémonos en reducir la deuda con crecimiento y superávit.