Probablemente este miércoles quede en el recuerdo no tanto por lo que pueda suceder con la libra esterlina como por el inicio de un proceso inédito en la Unión Europea: la salida del Reino Unido, en lo que fue en su momento bautizado como Brexit, y que la Primera Ministro Theresa May comenzará a ejecutar en estas horas.
Más allá de las implicancias políticas, económicas y sociales de este hecho histórico, la moneda británica probablemente sufra algún impacto, no tan importante como a fines de junio pasado en ocasión del referendo que derivó en el Brexit, pero sí relevante en el corto plazo.
Como si fuera poco lo que le toca atravesar a la libra en esta contienda, Escocia anunció en la víspera que llamará a una nueva consulta para independizarse del resto de Reino Unido, lo cual en su hora generó una baja muy importante de la moneda local. Esta vez, el impacto fue sensiblemente menor.
En otro orden, el clima financiero global pareció entrar en una fase de mayor tranquilidad, luego de un lunes turbulento, aunque las alarmas están encendidas: prueba de ello es que las acciones de Wall Street recuperaron parte de sus pérdidas de varios días consecutivos, aunque se encuentran lejos de llegar a máximos históricos nuevos, en tanto el yen sigue fuerte, señal inequívoca de que reina la incertidumbre en los mercados. Algo similar sucede con la onza de oro, que se ubica en una tendencia alcista que parece llegar para quedarse un largo tiempo.
De todas formas, si la preocupación principal de los mercados pasa por Estados Unidos, en verdad no habría tanto lugar a quejas: el índice de confianza del consumidor conocido el martes ofreció cifras que no visitaba desde varios años atrás, y si se tiene en cuenta que la inflación ahora sí se acerca al 2%, y el empleo pasa por un buen momento, este clima de desconfianza podría desinflarse pronto.
Este miércoles llega con los inventarios de petróleo acaparando la atención de los inversores (claro que con un interés muy inferior al que requerirán los movimientos de la primera ministra, Theresa May, en Reino Unido).
En este contexto algo turbulento, el dólar, que el martes recuperó gran parte del terreno perdido entre viernes y lunes, podría continuar en una senda alcista moderada, que se podría profundizar entre jueves y viernes.