Dos hechos relevantes, que se conocieron tras el cierre de mercados de la pasada semana, marcarán el inicio de la que comenzamos. Uno con un signo positivo como es la mejora de la calificación de la deuda española por parte de la agencia de calificación Fitch. La deuda española, a pesar de Cataluña, recuperó la letra A- en su calificación, la cual no había conseguido desde el año 2012. Y otro con un tono menos constructivo como es el cierre de la Administración de Estados Unidos por falta de acuerdo político para cubrir su presupuesto.
La mejoría de calificación de la deuda española supondrá una menor rentabilidad exigida y una mayor demanda de la misma. Esta circunstancia ya se percibió al final de la sesión del viernes en la que la rentabilidad de la deuda española a 10 años se sitúo en el 1,471%, con la prima de riesgo por debajo del 0,90%, la más baja desde marzo de 2015. Todo esto, es más que probable, que también suponga una mayor apetencia por la bolsa nacional.
Respecto a la inactividad en la Administración estadounidense, no nos equivocaremos mucho, si apuntamos hacia un nuevo castigo al dólar y a una menor repercusión en sus bolsas. Es un hecho que la damnificada por el extravagante Gobierno de Trump está siendo su divisa.
Antes de estos acontecimientos, post mercado, la semana supuso la continuación del rallye de principio de año, con revalorizaciones en bolsas Europeas y en Wall Street que vuelve a marcar máximos históricos. El Euro Stoxx 50 sumó un 1,01 % en la semana y el S&P 500 un 0,86 %.
Esta semana vendrá marcada por las reuniones de política monetaria del Banco de Japón (BoJ) y el Banco Central Europeo (BCE). En ambos casos la atención se centrará en posibles anuncios de reducción en sus políticas de compra de bonos. El BCE en este punto se encuentra ante una encrucijada. La fortaleza que ha experimentado el euro, al amparo de una normalización monetaria en Europa, puede suponer un freno a su crecimiento.
Esto el BCE lo sabe pero también sabe que se debe encaminar hacia una normalización, reduciendo estímulos y normalizando tipos. Le toca ahora a la entidad afinar en los ritmos y en los comunicados para gestionar este momento mientras soporta presiones de los países más fuertes de la unión. Aunque cuesta admitirlo, y aunque solo sea puntualmente, toca darle parte de razón al economista norteamericano Joseph E. Stiglitz en su concepción de que es el euro el que amenaza el futuro de Europa. Ante esta situación es de esperar que el BCE se mantenga aséptico en sus pronunciamientos tras la reunión de política monetaria del próximo jueves y que no vivamos mucha volatilidad en mercados y divisas esta semana.
El tono positivo de la semana lo pueden marcar los resultados empresariales internacionales, que se esperan al alza. En Estados Unidos los resultados publicados hasta la fecha presentan un crecimiento medio del BPA del 11%. Esta semana se empezarán a conocer también resultados de empresas nacionales. Abrirá la temporada de resultados Bankinter (MC:BKT) que los publicará el jueves antes de la apertura de mercados.