Todos los inversores nos hemos preguntado en muchas ocasiones en qué se basa alguien para tomar una u otra decisión a la hora de afrontar una operación financiera del tipo que sea. Está claro que va a evaluar los riesgos y apoyar su decisión en alguna herramienta que ofrezca peso, valor y garantía de que la adquisición del activo tenga altas probabilidades de éxito. En general, sabemos en qué tipo de datos relevantes se basan y cuáles son tenidos en cuenta por los inversores y analistas tanto fundamentales como técnicos.
Pero hoy quiero analizar algo que me cogió por sorpresa hace unos días mientras conducía. Estaba escuchando la radio. En concreto, se trataba de una emisora local. Tras anunciar las farmacias de guardia, comenzó un espacio donde los oyentes podían hacer consultas de cualquier tipo (trabajo, dinero, amor…) a un cartomántico. No recuerdo el nombre ni tampoco importa, llamémosle Juan por ejemplo. Esta persona se anunciaba como un especialista en el tarot y adivinación. Es una actividad que desconozco por completo, nunca me he acercado a ella ni tengo relación alguna con nadie que abiertamente me haya hablado de experiencias personales.
Tras unos anuncios publicitarios comenzó su espacio y la primera consulta captó indudablemente mi atención. No puedo reproducir literalmente las palabras pero venía a ser una consulta de este tipo:
“Hola, estoy pensando en hacer una inversión financiera, concretamente quiero comprar acciones de una compañía. Me gustaría saber si va a salir bien o no".
Aquellas dos frases me abrieron los ojos y se despertó mi curiosidad por averiguar qué le iba a responder el cartomántico y sobre todo, en qué se iba a basar para argumentar dicha decisión. Subí el volumen de la radio y paré el coche, aquello se ponía interesante. Juan comenzó a hablar mientras descubría varias cartas, no recuerdo cuántas, qué valor tenían o qué representaban, pero lo que si recuerdo con total exactitud es que el oyente era un afortunado porque le había salido el cuatro de bastos.
Una y otra vez hacía referencia a dicha carta. Le comentó que estaba de enhorabuena, su dinero iba a aumentar, venían tiempos de bonanza y que si estaba planificando el realizar una inversión, no lo dudara ni un instante. Continuó añadiendo que el entorno iba a ser muy favorable, que se aventurara a realizar dicha inversión sin temor y añadió un último dato, que iba a obtener excelentes dividendos. Yo, dentro de mi ignorancia en esta materia, no en la de las inversiones, sino en la de las predicciones, me estaba quedando asombrado.
No quedando tranquilo con su proyección y análisis respecto a la inversión del oyente en bolsa, sin dudar un instante le ofreció una nueva oportunidad. Le animó a realizar alguna inversión de tipo mobiliario, así lo podía leer y predecir, siempre con el respaldo de esa carta, el cuatro de bastos. No pude escuchar la impresión del oyente porque le habían cortado, pero yo me pregunto si esa persona realmente tendría en cuenta esos consejos para comprometer su capital.
Personalmente, y a día de hoy, sería incapaz de tomar una decisión financiera basándome en este tipo de prácticas, aunque respeto a aquel que lo haga. Descubrí que para algunos o, al menos, para una persona concreta, acudir a este tipo de servicios puede ser un indicador interesante a tener en cuenta. No obstante, yo, particularmente, prefiero basarme en datos sólidos, visibles y palpables para tomar decisiones con un sustento a mis espaldas, hay multitud de indicadores que pueden ser útiles para apoyar una decisión.
Siempre advertimos de lo peligroso que es tomar decisiones financieras sin un conocimiento o sustento de peso, basadas en corazonadas, recomendaciones o impulsos. Pero en este caso particular, me da mucho que pensar. Hemos escuchado que grandes fondos utilizan factores como la astrología financiera y demás prácticas, aprovechándose de una energía invisible pero latente que ciertos expertos pueden captar y poner a tu favor. Es un tema interesante y del que, estoy seguro, con el paso del tiempo se hablará más y más.
De una anécdota he querido hacer este análisis, con la intención de poner sobre la mesa un aspecto que aparentemente puede sonar a broma y vendehumos, pero tal vez hayan razones de peso para confiar en este tipo de prácticas. Yo soy incapaz de opinar, pero ahí dejo el debate. De todas formas algo hemos aprendido, y es que si aparece un cuatro de bastos en tu vida, estás de enhorabuena.