Detrás de los titulares que han rodeado a Grecia el viernes ha estado la confirmación de que el FMI debería pagar menos en este segundo paquete de ayuda para Grecia que en el caso de la primera vuelta en mayo de 2010. El viernes, anunció una contribución adicional de 28bln euros, aunque 10bln de esto pertenece al programa de primeros auxilios, por lo que la contribución será en realidad el 14% del total de los 130bln del segundo paquete de rescate.
Aunque no es tan sorprendente, sin embargo es un ejemplo más de que el FMI y la comunidad internacional (principalmente del G-20) están ganando terreno en su deseo de ver a la UE desempeñar un papel más importante en operaciones de rescate. Sin embargo, este cambio ha venido más de la comunidad internacional de dar un paso atrás en lugar de la UE y sus respectivas instituciones un paso adelante para asumir la carga. Las razones de este rechazo, en nombre de la UE para arrimar el hombro, tales como la no corresponsabilidad financiera de las cláusulas del tratado fundacional de la moneda única, junto con las implicaciones políticas y los costos de hacerlo. Esto destaca la renuencia de Alemania para sancionar un aumento en la facilidad permanente de rescate, que deberá ser operativo a mediados de este año.
Como líderes de la UE se reúnen de nuevo hoy para discutir el tema (no es probable que se tome la decisión hasta más adelante en el mes), el mayor riesgo es que, una vez más, caen en la trampa de la autocomplacencia. Los rendimientos italianos han pasado la mayor parte de este mes por debajo del nivel del 5% (a 10 años), que ha eliminado al menos un poco la presión inmediata sobre los líderes de la UE. Pero en vez de tomar esto como una oportunidad para elogiar a sus esfuerzos, es exactamente el tiempo en el que se refuerzan las defensas nacionales. Es muy poco probable que Portugal vaya a escapar de tener que pedir más ayuda y Grecia también está lejos de estar fuera de peligro, por lo que sigue viendo un riesgo claro de un período de mayor presión sobre la deuda periférica. Esta es la oportunidad de la UE para estar a la cabeza de la manada, por una vez, y que Alemania también se ponga las pilas.