El dólar de Nueva Zelanda ya comenzó la semana con el pie izquierdo a raíz de las cifras de inflación decepcionantes del segundo trimestre. Eso era sólo el principio. El jueves, el kiwi recibió otro golpe, pero esta vez desde el banco central. Después de su reunión de política monetaria, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda decidió, como era de esperar, mantener la tasa de efectivo oficial en el 1,75%. Sin embargo, la institución monetaria hizo un cambio dramático en su lenguaje, ya que dejó claro que no está feliz, en absoluto, con la fuerza actual del kiwi.
El gobernador adjunto McDermott sugirió, por un segundo, que el banco podría regresar a la intervención si las circunstancias así lo requieran. Sin embargo, mientras trataba de disipar una reacción exagerada de los mercados afirmando que se trataba de un pequeño empujón, añadió que se trataba, en cambio, de “una bofetada en la cara”.
El NZD/USD perdió un 0,70% después de la publicación de la declaración y la conferencia de prensa del gobernador Wheeler. Los comentarios de McDermott fueron el clavo en el ataúd, haciendo caer al dólar local otro 0,60% hasta 0,7267. Mantenemos nuestra opinión bajista sobre el par, con el nivel de 0,72 como próximo objetivo en el corto plazo.