Si tu asesor financiero no te está hablando de oro físico ¡deberías preguntarte por qué no!
Tu asesor financiero podría estar dejando de lado el activo más importante de tu cartera, y no se trata de acciones, bonos o criptomonedas.
Se trata del oro.
La mayoría de los asesores financieros nunca mencionan los lingotes físicos porque no se les remunera bien la venta.
Así es, el oro físico no genera tarifas de gestión, comisiones ni ingresos recurrentes para los bancos.
Así que se ignora.
Mientras tanto, tu cartera se queda sin una de las mejores coberturas contra la inflación, la incertidumbre y el riesgo sistémico.
De hecho, todo el oro que se fabrica se compra.
¡Todo!
¡Siempre!
Además, el oro físico es tan escaso que se reserva sólo para unos pocos afortunados.
De hecho, la demanda de oro es increíblemente más alta que la oferta de oro, de forma inmutable.
La clave es que el oro es un activo finito, no se pueden crear unidades infinitas de oro con un simple clic del mouse, como sí ocurre con las acciones de Apple o un Treasury Bond americano.
Hay 8.100 millones de personas en el mundo. Sumando todo el oro físico extraído en la historia, sólo tocaría a 1,2 onzas por persona (37,32 gramos).
Así de escaso es el oro.
¡No olvidéis lo precioso que es el oro! Esa es la cantidad estimada de oro por persona (datos de la Real Casa de la Moneda).
El papel es papel. Ahora se entiende mejor por qué los inversores mejor informados compran "muy discretamente" estos activos tan valiosos y escasos.
El oro no es un movimiento de pánico, es un movimiento de poder.
No se trata de miedo. Se trata de la independencia financiera.