Me dice un analistas londinense:
Hay agoreros, que viven de eso, de su propia agonía. Catastrofistas a punto de ahorcarse, porque el mundo no ha entrado en recesión, sino todo lo contrario. No es una apuesta nueva. Con esta demagogia barata del fin del mundo llevamos ya muchos meses. Con el repicar de campana de Wall Street, casi dos años. Y casi todos confunden el culo con las témporas. Confunden la composición y el peso de los diferentes valores en los índices y extrapolan la capitalización, en muchos casos exagerada, claro está, con la capitalización global del mercado.
En los últimos cuatro años, por ejemplo, sólo han subido media docena de valores en Wall Street, los nuevos actores en la economía mundial como Apple (NASDAQ:AAPL), Google (NASDAQ:GOOGL) o Amazon (NASDAQ:AMZN) y el grueso restante se ha quedado a verlas venir. Son media docena de valores los que, en teoría, alcanzan capitalizaciones de ensueño, pero no la totalidad de la bolsa estadounidense. Conforme pasa el tiempo y se apuntalan sólidos datos de empleo y crecimiento aumenta el número de especialistas que ya no ve tan cara la bolsa.
Y es la economía, estúpidos, como dijera aquel mandatario americano, la que sostiene la votalidad en mínimos históricos. Yo no jugaría, por tanto, a un rugido de este indicador, por el momento...
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Les dejo con dos gráficos muy esclarecedores:
