En un día en el que la política estadounidense volvió a centrar la atención de los inversores, los principales índices europeos cerraron con importantes descensos, lastrados por la fortaleza del euro frente al dólar –marcó su nivel más alto desde mayo de 2016- y por el mal comportamiento de sectores que, como el de las materias primas y los bancos, venían haciéndolo bien en los últimos días.
Así, la “noticia” del día fue la incapacidad del Partido Republicano estadounidense de sacar adelante en el Senado (cámara alta del Congreso) una ley sanitaria que derogara la conocida como Obamacare. Muchos inversores han visto en esta división en el partido que controla las dos cámaras estadounidenses motivo de preocupación, ya que puede dificultar sacar adelante las propuestas que más gustan al mercado de la agenda procrecimiento del presidente Trump, especialmente la reforma tributaria.
Estas dudas/temores debilitaron al dólar e impulsaron al alza a los bonos a ambos lados del Atlántico, mientras que penalizaban el comportamiento de la renta variable, en un movimiento que puede interpretarse como de “huida” del riesgo, huida que consideramos puntual pero que ayer hizo daño, sobre todo en los mercados de valores europeos.
En esta ocasión, el único sector que se salvó de la quema, al ser un claro beneficiario de la caída de las rentabilidades a largo plazo, producto del repunte de los precios de los bonos, fue el inmobiliario. Por el contrario, el bancario salió “escaldado” en la sesión. En este sentido, señalar que el sector europeo también se vio negativamente afectado por el recibimiento que dieron los inversores a los resultados trimestrales de Bank of America (NYSE:BAC) y de Goldman Sachs (NYSE:GS), a pesar de que en ambos casos superaron holgadamente lo esperado por los analistas.
Así, los de la primera entidad “defraudaron” por el mal comportamiento del negocio mayorista y los de la segunda por las pérdidas acumuladas en el negocio de intermediación (trading). Ello viene a confirmar algo que nos temíamos, que el listón de los inversores está muy alto en esta ocasión por lo que las compañías van a tener complicado lograr su “satisfacción”. Algo de ello pudimos observar ayer en las bolsas europeas con la reacción de los mercados a las cifras de las alemanas Lufthansa (DE:LHAG) y Zalando (DE:ZALG) y de la sueca Ericsson (ST:ERICb).
En lo que hace referencia al sector de las materias primas, señalar que ayer la minera británica Rio Tinto (LON:RIO) no se mostró en exceso optimistas sobre sus producciones, algo que hizo que el positivo efecto que habían tenido en las compañías del sector las buenas cifras macro dadas a conocer en China el pasado fin de semana se diluyera por completo. Esta madrugada, su competidora BHP Billiton (LON:BLT) ha presentado unas estimaciones de producción algo más optimistas, lo que debe servir para estabilizar las cotizaciones de la compañías mineras cotizadas cuando abran esta mañana las bolsas europeas.
Por su parte, Wall Street se mostró más resistente que los mercados europeos a pesar de la incertidumbre política que se ha instaurado en Washington. Así, y a pesar de que el sector bancario se convirtió en un lastre para los índices, por los motivos ya comentados, lo que llevó al Dow Jones a cerrar en negativo, el sector tecnológico volvió a liderar las alzas, impulsado por el repunte de más del 13% que lograron las acciones de Netflix (NASDAQ:NFLX) tras superar la compañía ampliamente el número de nuevos subscriptores esperado en el segundo trimestre de 2017. Esta buena evolución del sector tecnológico llevó al Nasdaq Composite a marcar un nuevo máximo histórico al cierre de la sesión.
Hoy, y en una sesión con una agenda macro muy liviana y una vez “superado” el descalabro republicano en el Senado estadounidense –entendemos que para tapar la incapacidad de llegar a un acuerdo para sustituir la ley sanitaria se volcarán en sacar adelante una nueva ley tributaria, lo que debe servir para tranquilizar a los inversores-, la atención del mercado se centrará en los resultados trimestrales que presentan las distintas compañías, destacando en EE.UU. los de Morgan Stanley (NYSE:MS) y los de American Express (NYSE:AXP) y en Europa los de Electrolux (ST:ELUXa) y los de la holandesa ASML Holding (AS:ASML).
Para empezar, esperamos que las bolsas europeas abran al alza, intentando así recuperar parte del terreno perdido ayer. Habrá que estar atentos a los mercados de bonos, sobre todo teniendo en cuenta la reunión de mañana (T:9202) del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que puede tener un importante impacto en este mercado dependiendo del “tono” que adopte su presidente, Mario Draghi, en la rueda de prensa.
Si da a entender que el BCE está ya comenzando a plantearse iniciar el proceso de marcha atrás de sus políticas monetarias expansivas, vamos a asistir a un fuerte repunte de las rentabilidades de estos activos, lo que generará tensiones en los mercados de renta variable de la región del euro. Por el contrario, si Draghi opta por mostrarse precavido y a la expectativa –el comportamiento reciente de la inflación le permite esta postura-, los bonos van a subir y las rentabilidades a caer, lo que impulsará en bolsa a los valores de corte defensivo y penalizará el comportamiento de los bancos, al menos en el corto plazo.