Por Noreen Burke
Mientras los países comienzan a reducir los estímulos monetarios sin impulsar el valor de su moneda, en un momento en que la inflación sigue obstinadamente baja, parece que todas las apuestas hacen pensar en que estamos ante una potencial guerras de divisas. Según publica el Express del Reino Unido, de acuerdo con las últimas declaraciones de la Administración Trump, "al BCE (Banco Central Europeo) le preocupa que Estados Unidos esté tratando de ejercer influencia política sobre los tipos de cambio”.
La naturaleza de las fuerzas detrás de la reanudación de la guerra de divisas también indica que han vuelto para quedarse, dice Simon Derrick, estratega jefe de divisas de BNY Mellon. La era moderna de la “guerra de divisas” surge de la necesidad de los bancos centrales y los ministerios de finanzas, todos los que se enfrentan a los mismos desafíos de bajo crecimiento e inflación, de facilitar la recuperación económica tras la crisis de 2008, explica.
Derrick señala que los mercados se han centrado en las recientes declaraciones del miembro del Consejo del Banco Central Europeo, Ewald Nowotny, que suscitaron preocupaciones en torno a que Estados Unidos está tratando de hacer descender el valor del dólar respecto a las demás monedas principales. "En el BCE están realmente preocupados por los intentos de Estados Unidos de influir políticamente en el tipo de cambio", explicaba Nowotny. "Eso fue objeto de debate económico en Davos, cuando el BCE sacó este tema, y sin duda lo será en la próxima cumbre del G-20". La próxima cumbre del G20 se celebrará en Argentina en marzo.
Las declaraciones de Nowotny, pronunciadas durante una entrevista concedida el pasado fin de semana, se sitúan en línea con las realizadas a principios de este mes, cuando acusó a Estados Unidos de ejercer presión deliberadamente para lastrar el dólar. También sugirió que la Unión Europea debería unirse para hacer contrapeso contra la Administración de Trump.
Las palabras de Nowotny se han interpretado como una respuesta a las del secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, sobre el dólar el 24 de enero. En el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, Mnuchin declaró que el debilitamiento del dólar es bueno para Estados Unidos en lo que se refiere al comercio.
El debilitamiento del dólar tiende a beneficiar a los exportadores estadounidenses al hacer sus productos más competitivos en el extranjero. También ayuda a mantener un tope de inflación, que a su vez ayuda a mantener en niveles bajos los tipos de interés.
El índice dólar, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas principales, ha descendido alrededor de un 2% este año y un 10% en 2017. "El mercado, donde los precios reflejan toda la información publicada, no puede ignorar el hecho de que los funcionarios son plenamente conscientes del impacto que pueden tener sus declaraciones", explicaba Derrick. "En términos de impacto, una observación pasiva puede ser indistinguible de un intento planeado de alterar el rumbo de una divisa. Generalmente, los inversores no están dispuestos a hacer distinciones”.
Derrick señala que si bien las naciones han acordado acatar las estipulaciones del G7 y el G8 priorizando los "objetivos de política interna", es inconcebible que esto se pueda hacer sin que una nación u otra sufra la carga de la apreciación de su moneda. El grado de dificultad a la que se enfrentan los estrategas políticos en el ciclo actual ha sido mucho mayor dado que sus previsiones de subida de la inflación han sido sistemáticamente fallidas, señalaba.
Si bien muchos funcionarios del G-20 se han preguntado por lo tanto si “el fin” (los niveles apreciables de inflación) puede justificar “los medios" de los niveles distorsionados de los tipos de interés, tienen las manos atadas por los riesgos de error de política monetaria. Pero gracias a una fase más fuerte y sostenida del crecimiento económico mundial, el statu quo de cautela que ha caracterizado a las políticas monetarias de todo el mundo durante tanto tiempo ha empezado a cambiar. Sin embargo, esto no significa que las apuestas sean menos significativas, alejadas y no menos importantes debido a la alta incidencia de deuda global.
Derrick afirma que si el dólar sigue desafiando el rendimiento proporcional a la normalización de las políticas, seguramente se observe en los mercados que las crecientes tensiones se manifiestan en forma de presión o en maniobras sutiles por parte de otros Gobiernos. Todo lo cual es una forma bastante diplomática de enfatizar que podría estar desencadenándose una guerra de divisas.
Joachim Fels de PIMCO quizás lo expresa más sucintamente:
El descenso del dólar con respecto a las demás monedas principales en 2017 y las declaraciones del secretario del Tesoro Mnuchin en Davos, acerca de que el debilitamiento del dólar es bueno para Estados Unidos a corto plazo no hacen sino confirmar que la Administración estadounidense está llevando a cabo lo que hemos denominado una "guerra fría de divisas"... Y la está ganando.