Las inversiones en el ámbito bursátil no son exactas, debido a las innumerables variables y formas de invertir que podemos aplicar en una cartera. Lo más importante no es la forma ni la estrategia de inversión, es la gestión de riesgo que se aplica a cada cartera, Ralph Vince “el mago de la gestión del riesgo” nos habla en su libro The mathematics of money management que lo más importante en una gestión de cartera es el tamaño de la posición. Precisamente nuestra filosofía de trabajo como fondo al evaluar cualquier composición de inversión, es medir cuál es el riesgo económico por medio del cual estará regida la cartera el tiempo de vida útil que se tenga.
Definido el horizonte de riesgo, podemos continuar a la composición de la cartera, delimitada por el análisis de compañías que cotizan en las diferentes bolsas de valores y demás instrumentos de inversión que nos llevarán al cumplimiento del objetivo como compañía y el de nuestros clientes, obtener una rentabilidad de su dinero con el menor riesgo posible, dejando muy en claro que toda inversión realizada en el mundo bursátil conlleva un riesgo de capital. Cuando hacemos énfasis en el riesgo de capital, nos enfocamos en que para buscar un rendimiento económico sobre nuestro dinero, siempre debemos arriesgar parte del capital inicial. Basados en esta premura del riesgo existe una pregunta que toda persona debe cuestionar, ¿Existe inversión sin riesgo? Si la respuesta es sí, se debe indagar muy bien sobre el tipo de inversión que se realiza, puesto que dentro de nuestra experiencia como inversores profesionales, no hemos encontrado ese tipo de negocios como reales, debido a que toda inversión por más conservadora que sea posee un riesgo que no podemos evitar.
Definidos y teniendo claro el riesgo, nos podemos enfocar en como la cartera se diversificará de la mejor forma que nos conduzca a la obtención de una rentabilidad para nuestros clientes. Toda diversificación debe contener un balance perfecto entre inversión, especulación y cobertura, además de estar encaminada en el objetivo de tiempo que tenemos para cada cartera, teniendo presente cada plazo de inversión, así como el conocimiento que cada inversor es diferente, es muy diferente una inversión para una persona que tiene 20 años, que para otra persona que tiene 50 años, objetivos y riesgos diferentes, para ello existe la evaluación de perfil de riesgo de cada cliente.
Podemos tener diferentes formas de diversificación encaminadas a brindar el riesgo más bajo posible y retornos interesantes para nuestros clientes, esto mediante formas de inversión activas, pero siempre controladas por el riesgo operacional que posee la compañía como valor agregado. Teniendo en cuenta la diversidad de diversificación que podemos aplicar a las carteras de inversión, nosotros aplicamos diferentes formas activas de hacerlo, mediante una combinación de inversiones a largo, mediano y corto plazo, siendo estas últimas una forma activa de inversión, y más que ser inversores fundamentales, son aplicados conocimientos técnicos de nuestros operadores, dejando en claro que esta última forma de operación posee un menor porcentaje dentro del total de la ponderación que tiene cada cartera.
En conclusión podemos observar que así como aplicamos diversificación de instrumentos para invertir, también diversificamos en las estrategias aplicadas a cada cartera, partiendo desde el análisis fundamental, técnico y una combinación de los dos énfasis con los cuales nos podemos encontrar. Dentro de la diversificación de activos encontramos las acciones de empresas locales e internacionales, Bonos, opciones financieras, ETFs y más instrumentos legalmente permitidos por las entidades reguladoras de los Estados Unidos.