Ya sea por nuestra actual sociedad capitalista y competitiva o por la simple naturaleza humana, estamos, de alguna manera, programados para tratar de ser más exitosos, talentosos y orgullosos que los demás. Esto en ocasiones puede provocar que nos montemos una “película” de lo que podemos llegar a ser o tener en nuestra vida, desestimando muchas buenas opciones de la realidad en la que vivimos. Es por este motivo que en ocasiones, desechamos lo bueno o lo muy bueno por alternativas idealizadas, ilusorias y en definitiva fuera de la realidad que implican un alto coste vital y en la mayoría de los casos importantes y dolorosos desengaños.
Como decía Voltaire: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”. Me atrevería decir que el 90% de las personas que empiezan en el trading tienen aptitudes más que suficientes para llegar a ser buenos o muy buenos operadores de mercado. El problema se da cuando comparamos expectativas reales y asequibles con expectativas irreales o utópicas. Para entender esto mejor pongamos un ejemplo: ser un buen trader o un buen inversor podría ser tener la capacidad y la habilidad de llegar a generar un rendimiento anual del 20%-25% de media a lo largo de los años… Por cierto, recordemos para el que no lo sepa, que conseguir esto no es poca cosa, llegar a estos niveles de talento en el trading conlleva años de estudio, trabajo y sacrificio entre otras muchas cosas.
Para muchos que empiezan, conseguir esa rentabilidad con un nominal de por ejemplo 10.000€, supone ganar en el mejor de los casos 2.500€/año de media. Con esto no da para mucho claro, no da para pagar la hipoteca, ni los gastos familiares y mucho menos para una espectacular casa, un flamante Ferrari (NYSE:RACE) y unas eternas vacaciones en el paraíso. Por este motivo, la mayoría de los “proyectos” de buenos traders, tratan de realizar lo irrealizable e intentan obtener rentabilidades imposibles de forma continuada por medio de un apalancamiento desmedido y descontrolado... y lo que viene después ya lo sabemos, la cruda, dura y fría realidad.
No obstante, no niego que de vez en cuando pueda surgir algún fuera de serie del trading al igual que ocurre en el deporte, alguien del estilo de Leo Messi, Cristiano Ronaldo o Rafa Nadal que pueda generar mayores rentabilidades que las mencionadas anteriormente de forma consistente, sin embargo la probabilidad de que el elegido seamos nosotros es parecida a ganar la primitiva, una entre millones.
Dicho todo lo anterior, ¿qué alternativas realistas tenemos? Yo propongo dos:
- Si nos gusta este mundo, dedicarnos a aprender de forma natural, sin prisa, pero sin pausa hasta llegar a conseguir tener un buen track record donde se demuestre que ya somos buenos y consistentes operadores de mercado. Cuando lo tengamos, buscar patrocinadores o inversores a los que gestionar su capital a cambio de una bien merecida comisión. Hoy en día y por medio de la tecnología e Internet, encontrar a este tipo de personas no es difícil y si realmente somos buenos, el dinero llega rápidamente a nosotros.
- Si no nos gusta este mundo pero queremos rentabilizar nuestro capital, dedicar un tiempo en buscar a alguien bueno y de confianza (algo que también requiere tiempo y trabajo) que gestione nuestro dinero de forma segura y exitosa.
En resumen, cuando hablamos de dinero, de nuestro dinero, mejor el pragmatismo que castillos en el aire.