¿Pedir ayuda? En más de una ocasión te habrás hecho esa pregunta. Esta surge cuando se llega a una situación tan estresante en la que uno acaba perdiendo el control y operando de forma aleatoria mediante comportamientos incongruentes y resultados que alimentan dicha frustración. Todos los traders hemos pasado por esa fase y, además, en más de una, dos o más ocasiones.
En primer lugar, es complicado detectar cuándo aparecen los problemas, para ello es muy importante saber que tú eres el principal y mejor indicador. Dentro de la carrera del autoconocimiento que todo trader ha de iniciar, aprenderás a detectar que algo no va bien. Tu observador interior te avisará antes de que actúes de forma irracional.
Uno de los obstáculos que tenemos es que somos incapaces de aceptar el error y ¿sabes por qué?, principalmente porque tu ego te lo impide. Aparece el yo interior orgulloso que se autoengaña cuando una y otra vez busca excusas para justificar el error cometido y así no terminar de asumir la responsabilidad del tropiezo.
Hace unas semanas estuve hablando con un compañero que siempre fue un avanzado en esto del trading y al que tengo como un referente. Una de las lecciones que he recibido del trading la compartí con él hace varios años. Fue una tarde en la que metí dos cagadas, sí sí, como suenan. Dos stops como la copa de un pino por operar en un entorno nada favorable, de forma impulsiva y queriendo tener la razón. Perdí 200 dólares en tan solo tres minutos. Aquello provocó en mi interior un cóctel de ansiedad, miedo, rabia e impotencia. Tal vez fuera la vez que más solo me he sentido en toda mi trayectoria como inversor independiente.
Recuerdo perfectamente la sensación de frustración de aquellos instantes, no era la pérdida monetaria el problema, sino cómo se había producido. No era yo el que había pulsado el ratón, sino algo que me poseyó. Inmediatamente fui consciente de que necesitaba ayuda, pero no sabía a quién pedirla. De repente me vino a la mente la cara de mi compañero, Fede. Me dirigí rápidamente a por el teléfono, pero antes de marcar me vino un aire de inseguridad, de vergüenza… nuevamente era mi ego el que quería tener la razón y no pedir ayuda a nadie. Pero la llamada iba a ser la única forma de desahogo que podría aliviarme algo.
En la conversación que tuve recientemente con Fede, le mencioné esta llamada, hizo memoria y logró recordarla. Aquel día de hace unos años, tras explicarle el problema que había sucedido y escucharme pacientemente, me dijo con las siguientes palabras: “Luis, lo que te ha pasado es muy bueno, y además, tienes que alegrarte por ello. Acabas de recibir una de las lecciones que todo trader va a tener, y a ti solo te ha costado 200$”. Mis ojos se abrieron como platos y comencé a recapacitar, había descubierto que no estaba tan fuerte mentalmente como me parecía y que trabajar en acotar ese tipo de situaciones era mi siguiente reto. También fui muy consciente de que esa lección no habría sido eficaz de haber estado operando en simulado en lugar de haberlo hecho en real.
Gracias a pedir ayuda aprendí dos lecciones del trading muy importantes. La primera fue que nuestro ego va a intentar impedir que pidamos ayuda a través del miedo, el orgullo y la vergüenza. La segunda me la dio mi amigo escuchándome y dándome consejo. Recuerdo que cuando le di las gracias aquel día, él me contestó que las gracias me las tenía que dar él a mí, ya que para él mi problema había sido una lección para él.
Hay un valor que se llama humildad y muchas veces lo dejamos olvidado en algún cajón. Por favor, tenlo siempre a mano tanto en el trading como en la vida.