El avance de la inteligencia artificial será uno de los principales motores económicos de las próximas décadas y va camino de cambiar el mundo tal y como lo conocemos. De aquí a 2025 se espera que los ingresos derivados de esta actividad experimenten un incremento de 37.000 millones de dólares, por lo que en términos de inversión crecen las oportunidades al tiempo que otras desaparecen.
La agilidad en detectar nuevos negocios ha sido de siempre una de las principales características que ha distinguido a los grandes inversores de los mediocres. Pero la velocidad con la que está cambiando el mundo hace más indispensable que nunca esta cualidad. De la noche a la mañana, lo que hoy es un gran negocio puede convertirse en una actividad residual en apenas unos años.
El ejemplo más emblemático quizás sea el de Blockbuster, un gigante del alquiler de vídeos que llegó a rondar los 10.000 millones de dólares con miles de tiendas repartidas por el mundo. La llegada de Internet lo barrió de un plumazo de la noche a la mañana. Otro gigante con pies de barro fue Olivetti, la máquina de escribir que el ordenador relegó al más triste de los olvidos. La industria musical también ha vivido algo parecido. La llegada de Spotify ha revolucionado el mercado, obligando a una total transformación a las todopoderosas productoras.
Ahora, son otras muchas compañías predominantes en sus sectores, y que parecían indestructibles, las que están en riesgo de ser sustituidas sin contemplaciones por las empresas que surgen al calor de la nueva tecnología. Pese a que muchos no lo quieran reconocer o ver. Dice el refrán que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Uno de ellos puede ser el opulento sector petrolero. Una industria abocada a su desaparición o a una actividad puramente simbólica en los próximos años, relegada por el imparable crecimiento de las energías renovables. En otros casos, la amenaza la constituye la sustitución de la mano de obra por robots lo que podría afectar tanto a las empresas que retrasen la automatización de sus proceso, el sector automovilístico es un buen ejemplo, como a las empresas que proveen trabajadores como es el caso de las ETT.
Deshacer posiciones en esos sectores en declive y acertar con los negocios de futuro será precisamente el gran reto de los inversores en el corto y medio plazo. De momento, ya se empieza a observar un importante trasvase de capitales de actividades “tradicionales” hacia los sectores más innovadores. En las últimas semanas, los ETF sobre robótica, seguridad cibernética o análisis de datos, están registrando cifras récord de inversión.
Los fuertes volúmenes contabilizados por estos vehículos de inversión forman parte del ascendente desempeño que vienen teniendo los títulos del sector tecnológico, en donde por ejemplo, el subíndice S&P 500 Information Technology, acumula una subida cercana al 10% en lo que va del año, incluso en medio de las turbulencias del resto de indicadores en Wall Street.
Buena parte de culpa de estos avances es el enorme interés inversor en el ámbito de la inteligencia artificial. No en vano es el nicho tecnológico que más actividad de fusiones está generando en los últimos años. Un sector dominado por grandes compañías pero donde constantemente emergen nuevas “startups” nacidas en un contexto completamente digital y con una idea de negocio completamente disruptiva.
El sector de la IA está alcanzando una madurez importante
Según la consultora CB Insights, más de 250 empresas privadas que utilizan algoritmos de IA en sus diferentes verticales fueron adquiridas desde 2012 a 2016. Una cifra que se ha disparado en 2017. Y es que, según los analistas, el sector ligado a la inteligencia artificial está alcanzando un nivel de madurez importante, lo que está acelerando las operaciones corporativas.
Las compañías detrás de estas adquisiciones son sobre todo los gigantes tecnológicos que desean reforzar su posición de liderazgo, al tiempo que evitan la competencia futura. La más activa está siendo Google (NASDAQ:GOOGL), con doce adquisiciones desde 2012, seguida de Apple (NASDAQ:AAPL) con ocho. Pero no son las únicas, empresas como Intel (NASDAQ:INTC), Microsoft (NASDAQ:MSFT), Facebook (NASDAQ:FB), Amazon (NASDAQ:AMZN), Oracle (NYSE:ORCL), IBM (NYSE:IBM) y otras grandes son conscientes de que deben seguir comprando para mantener su hegemonía. Incluso empresas no tecnológicas están intentando hacerse hueco en el campo de la inteligencia artificial como Ford (NYSE:F) o Uber, sabedores de que su futuro dependerá de su adaptación
Tal como señala Johan Sosa, socio fundador de Wannabot, una plataforma para la creación de chatbots, “los próximos años serán apasionante para el mundo de la inversión en inteligencia artificial en general y para el procesamiento del lenguaje natural y el aprendizaje automático en particular”.
Al respecto ya se empieza a observar un “boom” de nuevas empresas con desarrollos y plataformas innovadoras, algunas de las cuales lograrán convertirse en grandes multinacionales si no son absorbidas por el camino.
Los fondos de inversión y de capital riesgo son conscientes de ello. El desafío ahora para los operadores en todo el mundo será identificar cuáles son los caballos ganadores en esta apasionante carrera de desarrollo tecnológico. Para ello, ironiza Johan, “deberán contar además con la ayuda de algoritmos y máquinas inteligentes, herramientas en las cuales ya estamos trabajando muchas empresas”.
No es ciencia ficción. De hecho, muchos han señalado con el dedo a los algoritmos como los culpables del "minicrash" sufrido por la renta variable mundial en febrero en un mundo cada vez más controlado por los robots. Y, sin duda, los primeros que se suban al carro de la IA serán los que partan con ventaja.