Tras el anuncio desafiante el primer ministro de Rajoy hace una semana que el objetivo de déficit revisado de España para el año 2012 sería del 5,8% del PIB en lugar del 4,4% deseado por Bruselas, ha habido una disyuntiva entre las dos partes. Ningún político europeo ha reprendido a España por su abierta resistencia a los dictados del tratado fiscal, recién firmado. Como se ha señalado ayer por Marco Buti, jefe del departamento de Economía de la Comisión Europea, no es como si España ha puesto en duda su compromiso de corregir su déficit excesivo, sino realmente sólo una cuestión de cómo se llega allí. En lugar de mucha ayuda, Buti admitió que el objetivo de déficit original para el 2012 se puso en circunstancias que eran bastante mejores que los que España se encuentra ahora.
Por lo tanto, los líderes europeos probablemente busquen alguna manera de adaptarse a España, consciente de que sigue comprometido con la restitución de fiscal y que el logro de la meta original del 4,4% no sería ahora realista. En última instancia, el sentido parece que va a prevalecer. Rajoy está haciendo un buen trabajo bajo circunstancias extremadamente difíciles.