Aunque fui estudiante de arreones y última hora todavía recuerdo conceptos de mi tiempo en la facultad. En segundo curso de ciencias políticas me encontré con la poco prometedora asignatura de Ciencias de la administración. Obligatoria, no había otra salida.
Entre clases dedicadas a explicar la división de los cargos de la administración y sus potestades apareció un tema interesante. La Macdonalización de procesos.
La Macdonalización de procesos viene a definir lo siguiente
La administración pública debe generar en el usuario la idea de homogeneidad. Es decir, el mismo trato, los mismos trámites, un perfil profesional del servidor público concreto. Generar la idea de que el trato es desigual, contradictorio o más o menos amable en función de la localidad o los empleados públicos a los que nos dirigimos es algo que esta macdonalización pretende evitar.
McDonalds (NYSE:MCD) fue un ejemplo básico para la estructura de la administración pública. Sé que suena extraño, pero ese es el modelo.
- Mismo tipo de edificio, decoración y logo.
- Formas claras de transacción
- Trato del personal y uniformidad tanto en maneras como en forma de vestir.
- Tiempos de pedido, entrega y consumo rápidos.
- Estandarización de procesos global a nivel geográfico.
Si en vuestra oficina de hacienda veis la misma planta de hojas mustias que en la oficina de hacienda del pueblo de al lado, no os sorprendáis. Ya sabéis a que modelo responde.
En la Unión Europea, con la ampliación de nuevos socios comunitarios, este esfuerzo de estandarización he creado una superestructura aún mayor con epicentro en Bruselas. De tanto insistir, incluso el paisaje urbano comienza a parecerse más y más entre ciudades y países.
Dado que la palabra “Unión” ya de por sí, genera la idea de uniformidad o consenso, damos por hecha esta estandarización europea a nivel administrativo dando incluso más valor a acciones o productos avalados por la Unión Europea y dentro de la reglamentación comunitaria. Para postre, la moneda común.
¿Cuáles son entonces las lagunas de esta perfecta asimilación?
A día de hoy, la percepción general sobre la Unión Europea es la lógica consecuencia de su superestructura administrativa. Un ente con personalidades diferentes y liderazgo rotatorio donde la negociación política queda sujeta a la norma. La norma europea a su vez, se consolida en fuente primaria de derecho y de allí emanan secundariamente en esta jerarquía de fuentes, leyes nacionales y locales.
Bien, la deserción de esta hamburguesería gigante ha comenzado con la salida del Reino Unido y a pesar de apocalípticas predicciones sobre su divisa y su economía, la vida continua para nuestros excompañeros de viaje.
Si concluimos que el liderazgo de la unión, debe basarse en la asimilación y la estandarización de procesos como herramienta perfecta para la salida de la pandemia y el nuevo orden económico de los próximos años, veremos dudas y nuevos modelos con más salidas y nuevos actores.
Al final, todo está en eterno movimiento y recordemos algo, el sentimiento europeísta es un mensaje bonito en campaña electoral. La realidad es algo más pragmática. Europa nunca ha sido un territorio de amores eternos. Más bien de sonoras disputas y feos divorcios.