El tiempo pasa rápido. El mundo sigue. Seguimos, aunque con más muertos por la pandemia de lo previsto y deseado a nivel mundial. Las mariposas ya vuelan por el jardín desde hace unos días. Han dejado de ser orugas. Los pájaros abandonan el nido. Llega el verano, con prisa. El 24 de marzo, en pleno derrumbe de los mercados, con los inversores, especuladores, políticos, empresas, individuos, familias y actores en la política, la economía, el empleo y las finanzas, en general, presa del pánico... escribía: "Los mercados se hunden, la economía global entra en recesión (¿Depresión?), millones de empleos quedan el aire en el mundo, los bancos centrales usan toda su artillería, las familias se confinan, se cierran las fronteras, cada día aumenta el número de infectados y de muertos por el coronavirus. Las divisas, como el resto de los mercados, se vuelven locas. El petróleo cae el pozo de donde fue extraído, hay políticos, entre ellos algunos españoles, tirándose vergonzosamente los trastos a la cabeza, muchos autónomos quiebran, la pandemia se extiende. Pero llegará un momento, no sabemos cuándo, en que la oruga se convertirá en una bella mariposa, en la vida y en los mercados".
Ya ha llegado. La pregunta es: ¿Cuánto viven las mariposas? El promedio de vida de una mariposa es por lo general de alrededor de un mes, las más pequeñas suelen vivir aproximadamente una semana, mientras que algunas como las Capas de luto, algunas Heliconians tropicales y las Reyes, tienen un promedio de vida de unos nueve meses.
Tomemos nota los bolsistas y demás. Y de nuevo, recordar el cuento:
Este cuento de transformación nos explica la historia de una mariposa que creía seguir siendo una oruga. Esta historia nos habla de transformación y de la falta de aceptación de la misma. Lo cierto es que algunas veces tenemos más poder del que queremos ver y malgastamos nuestra energía resistiéndonos al cambio, con la mirada en el pasado, intentando ser quienes ya no somos. Hace algún tiempo nació una pequeña oruga que con cierta dificultad se arrastraba por el suelo de un lugar a otro. Hasta que un día, cansada de arrastrarse decidió trepar a un árbol. Pero no a cualquier árbol, eligió trepar a un árbol de gran tronco y hojas llorosas. Bajo el que había jugado, crecido y vivido durante años.
"Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma", Carl G. Jung.
"Hay etapas, situaciones, cambios que hacen que se piense en que no hay nada más allá. Sin embargo, cual la oruga que se transforma en mariposa, se pueden aprovechar para capitalizar recursos, desarrollar actitudes, descubrir oportunidades, hacer crecer las alas".
Aceptando la incertidumbre, los dolores de crecimiento, el tener que repensar las cosas, dándose tiempo para metabolizar los cambios, se generarán fuerzas, habilidades y estrategias para enriquecerse con las nuevas posibilidades.
Será también, la forma de hacer florecer las construcciones que se han estado haciendo, hacer valer los aprendizajes logrados, ponerle pantalones largos a proyectos largamente soñados.
Y de descubrirse y validarse distinto, con elecciones diferentes y argumentos y búsquedas nuevos.
Al fin de cuentas, ahora será cuestión de volar.