El mercado muestra sus dudas sobre la capacidad de adaptabilidad y crecimiento de las pequeñas compañías en medio de un clima de incertidumbre sobre la recuperación económica de los próximos años.
Si bien el selectivo de pequeñas compañías norteamericanas mantuvo la inercia alcista de 2020 los primeros compases de este año, el 15 de marzo marcó un máximo que no ha podido ser superado. Por su parte, en los últimos meses el S&P500 recoge el testigo manteniendo una senda alcista estable y duradera durante todo el 2021, empujado por las FAANG y la rotabilidad de activos en cartera.
El índice de pequeñas compañías norteamericanas entró en un rango de lateralización iniciado en realidad en febrero, hace ya 6 meses, en el que se encuentra inserto todavía hoy.
Y no con pronóstico positivo. Si bien es cierto que el precio mantiene la directriz alcista iniciada y respetada desde marzo de 2020, ésta se ha roto en las últimas sesiones poniendo en jaque las pretensiones alcistas a corto plazo.
Hasta ahora, el precio ha encontrado un soporte importante en la zona de los 208 puntos, que de ser sobrepasada nos anticiparía un movimiento bajista importante.
Mientras no ocurra, los 235 serán todavía una importante resistencia psicológica para aquellos que duden sobre la posibilidad de las small caps de ser capaces de responder a los retos que se enfrentan en medio de un clima de inflación y menor crecimiento de lo esperado en los Estados Unidos, en unos meses en los que el foco parece desplazarse al continente europeo.