Las cifras del mercado alemán de trabajo publicadas esta mañana fueron tal vez un poco decepcionantes, con una publicación sin cambios y el tipo de partida superior a 6,8% (a pesar de diciembre fue revisado al alza). El hecho de que el ritmo de trabajo y el crecimiento se esté moderando es de esperar, dados los acontecimientos en otras partes de la zona del euro y también en Asia. Dicho esto, la diferencia entre Alemania y el resto de la zona del euro sigue siendo muy amplia con la tasa de desempleo de Alemania, muy por debajo de la medida de la zona euro del 10,4%. Lo que a veces nos olvidamos es que no siempre fue así. En los primeros años de la moneda única, el mercado laboral de Alemania fue tildado como altamente regulado y caro. El desempleo en Alemania fue mayor frente a la zona del euro desde 1999 hasta finales de 2008 antes de implementar una serie de reformas (en particular, las reformas Hartz que se iniciaron en 2002). A estas medidas no le faltaron sus críticos, pero tuvieron éxito en la reducción del desempleo de larga duración en Alemania.
El paralelismo con la actualidad es que, las reformas laborales del mercado alemán tardaron varios años para hacerse efectivas y se llevaron a cabo en una época de relativa prosperidad económica. Por el contrario, muchos países periféricos se ven obligados a aplicar medidas contra un telón de fondo de la caída del crecimiento y con una baja expectativa de corto plazo de cara a resultados. Pero se trata también de la competitividad, dada la diferencia de los costes laborales unitarios que se han abierto durante estos años. Los últimos datos muestran éstos en aumento en Alemania con el ritmo más alto durante más de dos años. Desde este punto de vista, al menos, Alemania podría estar haciendo sus deberes para reducir la brecha de competitividad.