Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención...) si podíamos de nuevo incidir en diferenciar lo que supone invertir (ya sea a corto, medio o largo plazo, y ya sea por cuenta propia o delegando en terceros) de lo que implica apostar y apostar o simplemente jugar...
El mundo del trading y de las inversiones va a exigir lo mejor de nosotros mismos, e implica muchas horas de esfuerzo y dedicación. Dado que nos puede proporcionar infinitas posibilidades, hay que intentar evitar no caer nunca ni en la sobreoperativa...ni en la ludopatía.
Explicamos aquí la diferencia entre ambos aspectos, y cómo huir de ese comportamiento, porque invertir, no es lo mismo que apostar, que no.
1.- Vivimos en la sociedad de "las prisas"... Lo queremos todo, y lo deseamos ya, de modo impulsivo. Esforzándonos lo mínimo y preocupándonos más del fin que de los medios, de lo que deseamos encontrar al final del camino, que de disfrutar y aprender caminando.
Prisas por dominar un idioma, por "ponernos en forma" antes del verano, por llegar a los sitios, por comer, porque un nuevo negocio nos dé resultados inmediatos y, por supuesto, prisas también por convertirnos en buenos traders y en buenos inversores de la noche a la mañana y sin entender que, para llegar a nuestra meta, es obligatorio recorrer antes todas los pasos precisos...
Aplicado al mundo del trading y de la inversión bursátil, se resume en este aforismo: "La gente no tiene paciencia en enriquecerse y desarrollarse lentamente, y en lugar de ello, prefiere arruinarse rápidamente".
Si la impulsividad, la impaciencia, el tomar decisiones apresuradamente y sin habernos detenido a estudiarlas y a analizarlas previamente, no es algo bueno en la vida, este comportamiento tampoco resultará provechoso (ni rentable), en nuestra operativa en los mercados.
2.- Por muchas ganas que tengamos de ser consistentes y exitosos haciendo trading, por mucha necesidad económica que tengamos de hacer crecer el saldo de nuestra cuenta, no conseguiremos convertirnos en traders exitosos y estar en el porcentaje de personas que sí logran encontrar su "propia zona", y alcanzan resultados lo suficientemente positivos como para que merezca la pena el esfuerzo invertidos en el proceso, si no hacemos esto:
- Si no trazamos previamente un Plan de Trading (que nos deberá servir de guía y de mapa de obligado cumplimiento para no perdernos en el bosque de las velas alcistas y bajistas).
- Si no nos capacitamos y formamos lo suficiente, si no adquirimos los hábitos y las rutinas necesarias (que se adquieren tras la repetición de un mismo sistema de trading durante muchas operaciones, y que nos servirá para ir conociendo mucho más los mercados, al tiempo que nos vamos conociendo a nosotros, y reconocemos y asumimos nuestros fallos y aciertos).
El "premio", la meta al final del camino, es lo suficientemente apetecible, como para obligarse a ser constantes y comprometidos (y como decimos a nuestros alumnos de trading de nuestra web, tratando de hacer las cosas siempre con "cabeza, conciencia y prudencia"...).
Hay que tomarse esta actividad con profesionalidad tanto si realizamos dos operaciones al mes e invertimos a largo plazo, como si hacemos veinte cada día y hacemos trading intradía, o scalping...
3.- Dicho camino no es fácil (como tampoco lo son muchas otras cosas), pero sí que es posible. Sobre todo, si no se cometen ni demasiados errores, ni fallos que sean tan perjudiciales y gravosos, como para que nos dañen para siempre la moral, nuestras ilusiones...y nuestra cuenta y nuestro capital, claro.
Es vital tratar de controlar esos errores, ser conscientes de ellos y reconocerlos, para luego obligarnos a mejorarlos y aprender cómo corregirlos, y eliminarlos de nuestra operativa.
- Importa más disminuir esa tasa de "fallos graves", que el tratar de aumentar el porcentaje de operaciones positivas. Pongamos el supuesto (real y repetido en correos que recibimos ), de alguien que opera en un mercado, termina el 90% de sus sesiones o de sus operaciones con un saldo positivo (con unos +12 puntos ó pips de ganancia cada vez que dichas entradas resultan exitosas), pero el porcentaje restante de operaciones o sesiones en las que comete los referidos "errores graves", pierde -120 cada vez...
¿Algo está fallando no?
(Puede ser su sistema de trading, su falta de plan de trading, la no inclusión en él de reglas que le ayuden a su necesaria "gestión emocional").
4.- Pero por supuesto, para corregir un fallo, primero es necesario localizarlo, reconocerlo...y obligarse a cambiarlo. Y atrevernos a pedir ayuda, consejo u orientación si es preciso, y antes de que el problema siga creciendo y nos dañándonos más, personal y económicamente.
Creo haber cometido todos esos errores, y haberlos "dominado" con esfuerzo, constancia, y sin bajar nunca la guardia, pero hoy desarrollaremos éste: "Ser trader, ser un inversor, nunca debe ser lo mismo que ser un ludópata...".
Definiendo ludopatía como un "trastorno en el que la persona se ve obligada, por una 'necesidad' incontrolable, a jugar y apostar, de forma persistente y progresiva, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y vocacional".
Hay una dificultad para controlar los impulsos, y que tiende a manifestarse en practicar, de manera compulsiva, uno o más juegos de azar.
5.- Hemos de entender claramente (como ya hemos dicho infinidad de veces), que el trading NO ES UN JUEGO, y por eso:
- No hay que tomárselo como tal, ni compararlo con el mundo de las apuestas, de la "pura casualidad", del "doble o nada", de la "buena o mala suerte"...
- Es vital hacer las cosas con seriedad: leer, aprender, formarse, capacitarse...
- Y hay que atreverse a ponerlo en práctica: operar en simulado el tiempo necesario para dominar nuestra plataforma, y luego en real, sin arriesgar nunca demasiado, comenzando con los mínimos lotes, para experimentar "de verdad" todas las sensaciones que se sienten al introducir una orden al mercado.
- Hay que aprender a gestionar nuestras operaciones, pero también a gestionarnos nosotros mismos.
Y, por supuesto, no pasa nada si delegamos en los demás una parte de nuestras inversiones, mientras vamos aprendiendo y creciendo.
6.- Una vez que se recorre esa parte del camino y asimilamos todo éso, tampoco será necesario ni estar 14 horas delante de las pantallas, ni convertir el trading en un vicio, en algo que no podemos controlar, que nos va a ocupar todo nuestro tiempo, y nos apartará del "mundo real" y de sus habitantes.
Por eso insistimos en que en todo buen Plan de Trading debe figurar la fijación de un necesario horario en el que estaremos delante de las pantallas, y de obligado cumplimiento, y en que nuestro Diario de Trading deberá reflejar si hemos sido "fieles" o no al mismo.
Hay que ser lo suficientemente decididos y dispuestos como para actuar y ejecutar todas las operaciones y señales que nos vaya dictando nuestro sistema de trading, no dejar pasar las ocasiones, ni dejar pasar "esos trenes", obligarnos a entrar y salir del mercado cuando haya que entrar.
Esa focalización, implica "comernos" los gráficos si es preciso mientras operamos, pero también hay que parar, desconectar, apagar las pantallas, saber cuándo hemos de levantarnos y dejarlo hasta la sesión o el día siguiente.
7.- Y terminada la operativa, y hechos los necesarios "deberes", borrón y cuenta nueva. Seguir nuestro sistema. Cumplir nuestras normas.
No vale eso de "abrir la plataforma de su broker por aburrimiento" (o por el referido "vicio"), y ponerse a "hacer zapping" por los gráficos de los distintos mercados del mundo, y recorrer todos los índices, todas las materias primas y todos los pares de divisas... a ver si "hay alguna oportunidad y puedo pescar unos cuantos puntos".
Al día siguiente, tendremos de nuevo "un folio en blanco" para llenarlo de buenas operaciones. Ni somos máquinas, ni podemos estar focalizados al 100% demasiadas horas, y eso no sería bueno para nuestra moral, nuestros ánimos... ni para nuestra cuenta.
Decide si quieres ser un INVERSOR (responsable, comprometido, estudioso, disciplinado...), o un APOSTADOR que no puede controlar sus impulsos.
Pero no mezcles ni confundas ambos términos. ¡Nunca!