Este artículo pretende ser una introducción conceptual de un tema, que los profesionales del mundo de las inversiones conocen muy bien.
El análisis técnico se basa en el estudio del comportamiento del mercado; el precio del mercado de un valor negociable viene dado por la interacción de la oferta y la demanda, que a su vez se ve afectada tanto por factores racionales como irracionales ( o emocionales, como todos los miedos y esperanzas de los operadores del mercado). La teoría de DOW deja claro que toda esa información —racional e irracional— se refleja en el precio de dicho valor negociable.
Con el análisis técnico, podemos identificar y dar nombre a patrones que nos permiten anticiparnos con probabilidad estadística a la evolución del precio. El mercado es un reflejo del pensamiento que la gran masa de inversores tiene sobre el valor de los títulos y, por lo tanto, es también un reflejo de la psicología de los inversores, ya que los mismos actúan tanto racional como irracionalmente. Los inversores se mueven por pánico, terror y pesimismo cuando el precio no refleja lo que habían estimado, o con conformismo, optimismo o exaltación cuando el precio se acerca a lo que habían pronosticado.
Entonces, en base a estas ideas, y con el objetivo de posteriormente conceptualizar, podemos identificar a dos grupos de inversores: aquellos que actúan de una forma más racional, que son los que cuentan con información más veraz y fidedigna, y aquellos que actúan más irracionalmente o por emociones al contar con menos información de valor o confiable para la toma de sus decisiones. A este último grupo de inversores —que abarca a un número importante de personas— no le suele ir bien en las inversiones. Una explicación para esta circunstancia, entre tantas posibles, es su falta de comprensión de conceptos como el FOMO y el FUD, y del ciclo que se genera entre ambos conceptos, del cual estos inversores no logran salir.
El FOMO (fear of missing out: miedo a perderse algo) comienza cuando un determinado título genera mucha rentabilidad para sus inversores, produciendo un efecto de atracción para los demás inversores menos informados que están fuera. A esa ecuación se suman los medios de comunicación, que empiezan a emitir mucha información positiva acerca de la rentabilidad de dicha inversión. De esa manera, se crean grandes expectativas que ocasionan en los demás inversores el miedo de perder una gran oportunidad si no participan en dicha inversión (FOMO).
Es ahí cuando el grupo de los inversores irracionales, movido por este miedo de perderse la fiesta, invierte aun cuando el precio está en su máximo, y próximo a caer. Es decir, el grupo de los irracionales invierte en el punto en el que el grupo de inversores actuales mejor informados generan una gran fuerza vendedora que se manifiesta en el descenso del precio del título. En otras palabras, los inversores mejor informados que disfrutaron de los beneficios de la inversión venden caro a los inversores irracionales que se desesperan por entrar en esa inversión debido al miedo a perderse esa gran oportunidad (FOMO) promocionada por los medios de comunicación, que cumplen con la mera función comunicativa e informativa de dicho acontecimiento.
Por su parte, el FUD (del inglés fear, uncertainty and doubt, en español miedo, incertidumbre y duda) ocurre cuando los que entraron en la inversión tarde comprando caro, como consecuencia del FOMO, comienzan a ver el precio caer, y soportan grandes pérdidas. Las grandes y falsas expectativas promocionadas por los medios de comunicación en el periodo del FOMO comienzan a desplomarse, y es ahí cuando esos medios empiezan a comunicar información negativa acerca de esa inversión, generando más miedo e incertidumbre (FUD) entre los inversores que llegaron tarde. Entonces estos inversores —movidos por el miedo y la incertidumbre— venden su posición en dicho título, en sus mínimos, a los inversores mejores informados, que entran en el punto en el que el precio del título vuelve a comenzar a subir y a generar nuevas ganancias por la gran presión compradora de dichos inversores mejor informados que entran en el momento en el que el precio es barato o está en sus mínimos.
En resumen, los inversores irracionales o menos informados compran caro en el periodo del FOMO y venden barato en el periodo del FUD, mientras que los inversores racionales o mejor informados compran barato en el periodo del FUD, y venden caro en el periodo del FOMO. No hay otro misterio: es un traslado de riqueza de los inversores irracionales a los inversores racionales.
¿Cuándo se aprecian estos momentos del FOMO y del FUD? Cuando se ve muchísima información positiva acerca de una inversión por parte de los medios de comunicación (FOMO) o cuando se ve mucha información negativa respecto a una inversión, difundida por esos mismos medios (FUD). La moraleja de esta historia, que siempre se repite, se encuentra en la máxima de Warren Buffett: “Sé temeroso cuando los otros sean avariciosos y avaricioso cuando los otros sean temerosos”.