Por Noreen Burke
Todo apunta a que ni el Banco Central Europeo (BCE), ni el Banco de Japón (BoJ) efectuarán grandes cambios cuando celebren sus reuniones de política monetaria esta semana, en medio de la especulación en torno a cuándo tardarán en empezar retirar sus medidas de expansión cuantitativa.
Los problemas con los bajos niveles de inflación y el fortalecimiento de las divisas parecen capaces de dominar los debates de política monetaria. Los mercados estarán pendientes de cualquier indicio de que los bancos centrales están planteándose apartarse de la relajación monetaria, una promesa de que las compras de activos pueden aumentar si es necesario.
Algunos analistas creen que el BCE hablará de un posible alejamiento de su postura de relajación cuando celebre su segunda reunión del año este jueves, pero una revisión de las orientaciones prospectivas no se considera probable hasta finales de año. Los analistas de Barclays no creen que vaya a haber ningún cambio en las orientaciones de política monetaria, a pesar de que las actas de la reunión de enero del BCE indicaron la creciente confianza entre las autoridades sobre la fuerza de la expansión económica de la zona euro.
El debilitamiento de la inflación general, del riesgo político tras las elecciones de Italia de esta semana y de la amenaza de una potencial guerra comercial desatada por la postura proteccionista del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, indica que el BCE esperará hasta abril para ajustar sus orientaciones prospectivas, según explica Barclays.
La inflación de la zona euro se redujo a 1,2% en febrero, su cota más baja en más de un año, quedando muy por debajo del objetivo del 2% fijado por el BCE. El BCE también ha publicado la actualización de sus proyecciones macroeconómicas, pero no se esperan cambios importantes en las previsiones de crecimiento e inflación por parte de los economistas.
Los analistas de ING (AS:INGA) no esperan ningún cambio en las previsiones de inflación pero sí creen que habrá una revisión al alza del PIB de 2018 hasta el 2,4%, manteniendo inalterado el PIB previsto para 2019 y 2020. ING no cree que ofrezcan ningún indicio de cuándo podrían poner fin a su programa de expansión cuantitativa, pero estarán pendientes de cualquier cambio sutil en el discurso que pueda indicar que el BCE ya tiene el cambio en marcha.
"Puede que no se mencione la disposición del BCE a aumentar su expansión cuantitativa 'en volumen o duración' y se sustituya por su disposición a ‘utilizar todas las herramientas disponibles’, que sería una forma más discreta de alejarse de su postura de relajación de la expansión cuantitativa”, explica ING.
Los analistas de ING creen que el EUR/USD va a subir, superando el par el nivel de 1,25, si el BCE revisa las previsiones del PIB, indica que está un paso más cerca de poner fin a la expansión cuantitativa y no hace un intento claro de hacer descender el euro.
El Banco de Japón probablemente tratará de evitar especulaciones en torno a cualquier futuro alejamiento de su ultrarrelajada política monetaria tras su reunión del viernes, mientras que el Parlamento nipón está considerando las candidaturas para su Junta Directiva.
El gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, sorprendió en los mercados la semana pasada comunicando a los legisladores que el banco central podría plantearse abandonar su relajada política monetaria si alcanza su objetivo de inflación del 2% en marzo de 2020 como está previsto.
Las observaciones impulsaron el yen y el rendimiento de los bonos.
La mejora del panorama económico de Japón y los indicios de subida de la inflación han alimentado las especulaciones en torno a que la autoridad monetaria podría comenzar a reducir su enorme programa de estímulos.
El BoJ se ha comprometido a comprar bonos del Gobierno a un ritmo anual de 80 billones de yenes. Pero las compras reales han disminuido hasta aproximadamente 50 billones de yenes al año, lo que algunos analistas han descrito como "relajación furtiva".
Durante su comparecencia ante el Parlamento el martes, Kuroda sonaba prudente acerca de retirar los estímulos demasiado rápido, en unas declaraciones que los analistas han descrito como un intento de moderar las expectativas para una relajación de la política monetaria a corto plazo.
"Cuando el BdJ elimine su programa, será un proceso muy gradual... para no desencadenar una subida de los tipos de interés a largo plazo o un trastorno en los mercados financieros", aseguró Kuroda.
"Kuroda sonaba confiado en esta medida, probablemente por la necesidad de convencer al mercado de que el BoJ puede diseñar una retirada tranquila de la expansión cuantitativa cuando llegue el momento apropiado" señalaba Masaki Kuwahara, economista de Nomura Securities. "Creo que el BoJ se mantendrá en sus trece al menos hasta el año fiscal 2020 en vista de los tibios niveles de inflación".