Los que llevamos muchos años en los mercados (en mi caso van ya casi 18 años dedicándome a esto), trabajando cada día con índices, divisas, acciones y materias primas, no podemos hacer otra cosa que sorprendernos por el cambio sustancial de mentalidad de los inversores en general.
Hace años, los días de vencimientos de futuros y de opciones eran tremendos, una volatilidad tremenda, unas velas en los gráficos con mechas inhumanas que no había stop loss que pudiera soportar, además con movimientos bidireccionales que no daban muchas oportunidades. En el calendario teníamos señalado el tercer viernes de cada trimestre como día libre de operativa, así de sencillo.
Pero ya no sólo se observan los cambios con el tema de vencimientos, hace años cuestiones como el Brexit, el auge de los populismos europeos que quieren salir del euro, el recrudecimiento y riesgo militar entre USA y Corea del Norte, atentados terroristas de ISIS, etc, etc, hubiesen dejado una sangría en los mercados.
Pero de un tiempo hacia acá, estas cosas no suceden, al menos con la virulencia de antaño. ¿Y esto a qué se debe?
La madurez de los mercados, lo que se traduce en la madurez de los inversores. Antes, ante sucesos como los anteriormente comentados, los inversores primero vendían masivamente y luego si eso preguntaba y se informaban de lo que estaba ocurriendo, por eso era bastante normal asistir en un primer momento a fuertes caídas y en los dos días siguientes se volvía a subir e incluso se recuperaba buena parte o todo de lo previamente perdido.
Pero ahora no, los mercados apenas se inmutan, en todo caso caen un poquito en el corto plazo, y poco más, continúan su senda alcista.
¿Y esto es positivo? Hombre, para quienes estén comprados por supuesto que sí, pero para la credibilidad de los mercados no.
Verán, soy de la opinión de que es preferible que las cosas reaccionen como manda la lógica en vez de que siempre vayan bien, puesto que mientras la irracionalidad vaya a nuestro favor todo muy bien, pero el día que vaya en contra no hará ninguna gracia.
Más de uno podría pensar que soy un liberal, y seguramente se llevaría una sorpresa, pero bueno, esa es otra historia que deberá de ser contada en otra ocasión, como bien decía Michael Ende.
Es cierto que la historia del ser humano es una interminable sucesión de ocasiones pérdidas, como decía José Saramago, pero uno de mis lemas en esta vida es que yo no quiero un final feliz, yo quiero una historia sin fin. De nada sirve que la irracionalidad de los mercados produzca alegría entre los inversores durante un tiempo, lo importante es que esa alegría perdure en el tiempo.
Nunca olviden que una historia no tiene comienzo ni fin, arbitrariamente uno elige el momento de la experiencia desde el cual mira hacia atrás o hacia delante. En definitiva, la historia es una repetición interminable del modo de vida equivocado. ¿No creen que ha llegado el momento de poner solución a ello? Tendrán noticias al respecto más adelante….