El Brexit, los atentados del 11M o, recientemente, el coronavirus no tienen ninguna relación entre ellos pero, sin embargo, sí comparten algo en lo que se refiere a la economía, todos son cisnes negros. Todos han sido acontecimientos particulares, inesperados y que han tenido un impacto muy importante sobre la economía y la política no solo a nivel nacional, sino mundial.
La teoría del cisne negro fue desarrollada por Nassim Nicholas Taleb en 2008 en la que se refiere a sucesos inesperados y de gran impacto. El origen se remonta al siglo XVII cuando los exploradores europeos llegaron a Australia y encontraron una especie desconocido, los cisnes negros. Hasta entonces se creía que todos eran de color blanco por lo que hizo cuestionar la percepción de la realidad.
Para que un hecho sea considerado un cisne negro ha de cumplir 3 condiciones:
- Hecho inesperado. Se trata de un hecho que no hay ninguna evidencia que vaya a ocurrir y por ello los analistas no se han protegido de ello.
- Tener gran impacto. Afecta de manera importante tanto a la política como a la economía, normalmente mundial.
- Predictibilidad retrospectiva. Una vez que se ha producido, y solo entonces, se tiende a explicar con razonamientos lógicos de manera que pueda parecer que los hechos iban a ocurrir irremediablemente.
Las consecuencias de un cisne negro es un riesgo que hay que tener cuando se opera en los mercados financieros. Son sucesos con una probabilidad baja de que ocurran pero no hay que ignorarlos. Es imposible protegerse en su totalidad, ya que no se pueden prever, pero tener una cartera diversificada y estructurada con distintos tipos de activos ayudan a proteger la cartera al menos parcialmente.