Aunque parezca repetitivo (y la verdad es que lo es, las cosas como son) los mercados continúan enfrascados en seguir tirando al alza, mirando al horizonte como si no hubiese un mañana, ajeno a todo aquello cuanto pueda perturbarle, no por ignorarlo, sino en la firme convicción de que hay otras cuestiones que, puestas a calibrar en una justa balanza, tienen un peso mayor.
El Dax (futuro) marcó el viernes nuevo máximo histórico, el Euro Stoxx (futuro) marcó durante la semana máximos de julio de 2015, el S&P 500 (futuro) marcó también máximo histórico.
Como ya les venía indicando, no había ni un solo ratio que alertase de que la tónica no fuese a continuar (volatilidad, sentimiento inversor, sectorial bancario, aspectos técnicos, osciladores). Pero todo esto por sí solo sería algo incompleto, irreal, cojo, y no bastaría para mantener un sesgo de manera tan constante.
En efecto, el tema macroeconómico tenía que apuntalar este escenario, tenía que hacer acto de presencia y aportar otro punto de vista. La economía de la eurozona y la de Estados Unidos van en la buena dirección, además de que la mayoría de las compañías que están presentando sus resultados trimestrales están superando las previsiones.
¿Cómo sabremos cuándo los mercados comienzan a mostrar ciertos síntomas de debilidad? En Europa cuando el Euro Stoxx perdiese los 3.580 puntos y si encima el Dax pierde los 12.930 puntos con más razón aún si cabe. En España, como era de esperar, el tema del secesionismo catalán pasa de momento sólo una cierta factura, la cual no debiera de ir a mayores mientras el Ibex 35 no pierda los 9.925 puntos.
Así las cosas, el tema es el siguiente: mientras el tema de Cataluña no vaya a más, y cuando digo ir a más me refiero a que el asunto empeore peligrosamente, las bolsas europeas lo van a ignorar y van a seguir a su aire.
Sería un grave error pensar que con la detención de casi todo el Gobierno se ha puesto la primera piedra para normalizar el asunto. Nada más lejos de la realidad, esto no ha hecho más que empezar y mucho me temo que lo peor está por llegar, pero es fin de semana, el calor se está yendo, se acerca la Navidad, por lo que no quiero agobiarle con malos presagios, que al fin y al cabo obedecen únicamente a mi parecer personal, a mi labor de analista.
Dejemos que sea el tiempo el que marque el devenir de los acontecimientos y, mientras tanto, disfrutemos el día a día.