El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), responsable de la formulación de la política monetaria de la Fed, sufrirá un cambio significativo en su reunión de enero de esta semana, pues cuatro presidentes regionales nuevos adquieren derecho a voto.
También tenemos en el horizonte la llegada de dos nuevos miembros a la junta de gobernadores con sede en Washington, ya que el presidente Donald Trump finalmente ha anunciado formalmente a sus nominados (aunque aún no ha enviado las nominaciones al Senado). Ya dejó caer sus nombres en julio, pero parece que nadie ha tenido prisa por examinarlos, designarlos y confirmarlos.
Sin embargo, es probable que nada de esto importe mucho a corto plazo porque, salvo emergencia, es poco probable que la Reserva Federal efectúe ningún cambio en la política monetaria.
Algunos votantes son diferentes, pero hay pocas probabilidades de una disidencia
Atrás quedaron los días en que los votantes del FOMC disentían porque no estaban de acuerdo con subir o recortar los tipos de interés. A menos que uno de ellos se ponga nervioso con el aumento del desempleo o la subida de la inflación, habrá pocas razones para discrepar del consenso general en los próximos meses.
El FOMC está diseñado para ofrecer una clara mayoría a la tripulación de Washington, con siete miembros en la junta de gobernadores cuando está a plena potencia. Y esos miembros de la junta siguen debidamente el ejemplo de su presidente, con raras excepciones.
Eso podría cambiar si una de las nominadas de Trump, Judy Shelton, consigue la aprobación del Senado para ocupar un asiento en la junta. Shelton es más conocida por favorecer un regreso a algo tipo el oro, aunque ahora se ha apartado de eso para acomodarse a los deseos de Trump de una política monetaria más relajada. También ha hecho observaciones heréticas en el sentido de que el banco central no debería ser independiente de la política.
Shelton consiguió la confirmación del Senado en una votación oral en 2018 para ejercer como director ejecutivo en Estados Unidos en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo de Londres. Teóricamente, no debería tener problemas para obtener confirmación para el puesto de la Fed, aunque obviamente es un cargo muy superior.
El otro nominado, Chris Waller, es una apuesta segura. Pasó una década como economista jefe de la Fed de San Luis. Siendo un exacadémico, no es probable que mueva jamás el barco.
La junta ha tenido sólo cinco miembros durante algún tiempo, pero el presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, es miembro con derecho a voto permanente debido a su papel en la implementación de la política monetaria; también vota en el mismo sentido que el presidente por regla general. Los tres disidentes del consenso del FOMC en septiembre establecieron una elevada marca de discordia, pero la votación siguió siendo siete a favor. Ninguno de los tres —James Bullard de San Luis, Eric Rosengren de Boston y Esther George de Kansas City— tiene derecho a voto este año.
Los nuevos votantes en 2020 serán la agresiva Loretta Mester de Cleveland, equilibrada por el prudente Neel Kashkari de Minneapolis. Sin embargo, ninguno de los dos tendrá muchas razones para disentir. Los otros dos nuevos votantes —Patrick Harker de Filadelfia y Robert Kaplan de Dallas— no llevan en el cargo tanto tiempo y aún no han disentido nunca (aunque Harker dijo que habría disentido ante el recorte de tipos de octubre si hubiera sido votante en 2019).
Hay 12 presidentes de bancos regionales, pero como el de Nueva York tienen derecho a voto permanente, son los otros 11 los que votan sólo cada dos o tres años (Cleveland y Chicago se alternan cada dos años y los otros nueve rotan cada tres años).
Los presidentes regionales, elegidos por sus respectivos consejos, suelen permanecer en el cargo durante mucho tiempo. Tienen salarios más altos que los miembros de la junta directiva y su propio personal de supervisores y economistas, por lo que no son tímidos a la hora de expresar una opinión diferente a la de la junta.
La Fed se encuentra en medio de una revisión estratégica, examinando nuevas y antiguas herramientas de política monetaria. En las últimas actas, los encargados de la formulación de la política monetaria habían discutido poner un tope al rendimiento de los bonos del Tesoro, una herramienta utilizada por última vez en la década de 1940, pero no diferente a la expansión cuantitativa. Estos recientes debates también indican que no están a favor de los tipos de interés negativos que se utilizan en Europa y en otros lugares.
Estas deliberaciones apenas influyen en el mercado y durarán la mayor parte del año. En cualquier caso, los mercados sin duda prestarán menos atención a la Fed después de que el presidente Jerome Powell dijera más o menos que el banco central activará el piloto automático y sólo modificará la política monetaria cuando cambien las condiciones económicas.