Muchas empresas estadounidenses de gran capitalización se verán afectadas si la disputa comercial de Estados Unidos y China se convierte en una auténtica guerra. Los fabricantes de chips como NVIDIA (NASDAQ:NVDA), Apple (NASDAQ:AAPL) y Tesla (NASDAQ:TSLA) probablemente estén en primera línea de fuego, pero no serán las únicas acciones expuestas a China que salgan mal paradas de estas hostilidades.
El gigante del equipamiento deportivo Nike Inc. (NYSE:NKE) es una de esas empresas del sector del consumo muy vulnerables al conflicto comercial entre las dos mayores economías del mundo. La compañía ya se está viendo perjudicada por el persistente conflicto, y aumentan las preocupaciones en torno a que la subida de los aranceles sobre las importaciones de China amenazará su marca y reducirá sus ventas.
Tras registrar máximos históricos en 90 dólares por acción el mes pasado, las acciones de Nike han caído cerca de un 7% desde que Estados Unidos y China comenzaran con su rifirrafe de aranceles sobre las importaciones del otro, llevando su lucha a un nuevo nivel. Aunque las acciones han subido cerca de un 18% en 12 meses, ayer descendieron por tercera jornada consecutiva para cerrar con un retroceso del 0,6% hasta 82,16 dólares.
Pero si ahondamos un poco más, es evidente que los riesgos para la empresa de ropa deportiva más grande del mundo no son realmente tan elevados. Nike ha diversificado constantemente su producción fuera de China, una estrategia que la mantiene menos expuesta a los aranceles comerciales sobre las importaciones de China. Por ejemplo, hace una década, China era el principal fabricante de calzado. En la actualidad, Vietnam posee ese título. Si hablamos de prendas y calzado en conjunto, Nike fabricó en China en torno a una cuarta parte de sus productos en 2018.
Otra manera de ver la fuerza relativa de Nike en esta disputa es el desglose de los ingresos de 2018 de la empresa. De los más de 36.000 millones de dólares, la mayoría —casi 20.000 millones de dólares— vino del extranjero, donde los aranceles de Trump no importan. Dicho esto, Nike y otras marcas que dependen de China en diferentes grados, van a notar el golpe y probablemente sus aumentos de los costes perjudicarán a los consumidores. Pero ese revés, en nuestra opinión, no es lo suficientemente grande para adoptar una posición bajista en las acciones de Nike.
La fuerza de Nike más allá de China
Tras toda esta negatividad a corto plazo que está afectando a algunas de las sólidas acciones de las empresas del sector del consumo, Nike disfruta de muchos vientos de cola que respaldan la fuerza del precio de las acciones. Sus resultados han sido robustos, su marca sigue siendo la más poderosa del mundo del deporte, y su transformación digital está creando nuevo impulso.
Nike Inc. ha cumplido las expectativas de ganancias trimestrales el 93% de las veces durante los últimos 11 años, respaldando un repunte de las acciones que ha más que triplicado el mercado desde 2008, según datos de Bloomberg. A la cabeza de este gran avance está la "triple doble estrategia," que implica duplicar sus recursos en sus propiedades digitales, acelerando la innovación y la creación de productos y profundizando las conexiones individuales.
El resultado de estos esfuerzos es que Nike se está haciendo con gran parte de la cuota de mercado de su principal rival europeo, Adidas (OTC:ADDYY), incluso en su mercado nacional, y su actuación ha sobresalido en los mercados de mayor crecimiento de Asia.
En el último trimestre, las ventas de Nike aumentaron un 7% y un 11% sin tener en cuenta las oscilaciones de divisas. Los ingresos en el gran mercado de China registraron un crecimiento interanual de nada menos que un 19%. Los ingresos online, campo de batalla principal de todos los minoristas, aumentaron un 36% interanual y alcanzaron por primera vez los 1.000 millón de dólares.
En conclusión
Nike es un nombre que recomendamos si creemos que el actual debilitamiento del precio de las acciones se acelerará ante los temores comerciales de China. En un entorno económico que empeora cada vez más, será difícil que las acciones experimenten subidas similares a las de la última década, pero son acciones que reportan sólidos dividendos por lo que merece la pena mantenerlas en su cartera a largo plazo y disfrutar de un creciente flujo de ingresos sin preocuparse demasiado por la volatilidad diaria.