El oro ha repuntado hasta aproximadamente 3 353 USD por onza a inicios de junio de 2025, impulsado por la incertidumbre geopolítica (tensiones en Oriente Medio y Europa del Este) y temores de nuevos aranceles en EE. UU., lo que refuerza su condición de activo refugio.
Técnicamente, el rango clave se sitúa entre 3 200 USD (soporte) y 3 400 USD (resistencia). Mientras se mantenga por encima de 3 200 USD, la presión alcista podría buscar probar los 3 500 USD. Sin embargo, una caída por debajo de 3 200 USD abriría la puerta a una corrección hacia los 3 000 USD.
De cara a 2025, entidades como Goldman Sachs (NYSE:GS) sitúan el precio medio cerca de 3 100 USD a fin de año, impulsado por la demanda de bancos centrales (especialmente India y China), y Macquarie Group incluso considera posible un máximo cercano a 3 500 USD en el tercer trimestre. Otras previsiones, como la de Bankinter (BME:BKT), proyectan 3 000 USD de cierre en diciembre de 2025, aunque advierten de un posible descenso hacia 2 800 USD en 2026 si el entorno monetario cambia. En este contexto, se recomienda no destinar más del 5 %–15 % de la cartera a oro físico (debido a primas y costes de almacenamiento) y, en su lugar, optar por ETFs de oro para mantener mayor liquidez y diversificación, evitando compras impulsivas en los picos de precio.
En el ámbito de la oferta, la minera Endomines anunció el descubrimiento de un yacimiento de alta ley en Ukkolanvaara (Finlandia), que podría convertirse en un foco importante de exploración en Europa y ejercer algún impacto en el mediano plazo sobre el mercado de metales preciosos.