Las tensiones en la Unión Europea son más que evidentes, pero este conflicto viene de la anterior crisis de 2008. Básicamente, los países del Norte de Europa (Países Bajos, Alemania, Finlandia, entre otros) se oponen de lleno a compartir la deuda con los países del Sur, principalmente España e Italia.
Mutualizar la deuda o el "Plan Marshall", lo que implica es que todos los países de la UE pidan al BCE fondos para rescatar la actual situación económica y, a cambio, todos los países de la UE se hacen cargo de pagar esta cantidad ingente de dinero que se pretende inyectar en la economía. Esto quiere decir que países como Alemania o Países Bajos paguen parte de la deuda a España.
Pero, como dije al principio, la crisis de 2008 dejó muy tocada a la Unión Europea y, ahora, tras el Brexit, la situación se ha complicado un poco más si cabe. Como bien sabemos todos, en 2008 se rescató a los países del Sur de Europa prácticamente de la misma forma que se está proponiendo en esta ocasión. Pero se hizo con una condición: Que los países del Sur ajustaran su gasto, es decir, que no despilfarraran los fondos que se les daba; lo que conocemos como la austeridad. Los países del Norte, se comprometieron también a ayudar a pagar esta deuda a los países del Sur y, a cambio, ellos también harían ajustes para poder pagar todo este dinero (aplicarían la austeridad para ayudar al Sur).
¿Cuál fue la sorpresa? El siguiente gráfico creo que lo explica todo:
Mientras que Alemania y Países Bajos reducían sus deudas durante 10 años (desde 2010 hasta hoy), veían cómo España aumentaba su deuda un 70% hasta llegar al 100% del PIB e Italia un 35% más hasta llegar al 135% de su PIB. Es decir, no solo aplicaron recortes (que lo hicieron en sectores estratégicos como Sanidad y Educación), sino que aumentaron el gasto público en actividades no esenciales.
Y aquí está la clave. Los países del Norte tienen miedo de tropezar de nuevo con la misma piedra, pero a la misma vez se sienten presionados porque saben, que esto puede acabar con la Unión Europea, algo que sería un desastre económico de dimensiones incalculables para países como España e Italia.
Pero por otra parte, si los países del Sur siguen con su política de aumento del gasto desmedido, y esto es algo que va a ocurrir con total certeza dadas las propuestas de los actuales gobiernos y de los que, probablemente, vengan, que provocará serios problemas para la Unión Europea que, verá, como las deudas de los Estados se inflan mientras su tejido productivo no avanza, con el consecuente impago de deuda que se puede llegar a producir. Una deuda que, recordemos, si está compartida con los países del Norte como se está proponiendo, no están dispuestas a asumir.
En suma, la Unión Europea se juega su futuro, de nuevo. El desgaste es evidente (el Brexit es claro ejemplo de ello) y los ciudadanos no pueden permitirse en la crisis más dura de la historia de la humanidad probablemente, que su futuro dependa de los excesos y falta de eficiencia en el reparto de los recursos públicos.