La continua escalada del Bitcoin y del Ethereum en los últimos años, acompañada de otros proyectos de criptomonedas más chicas basadas en el concepto tecnológico del Blockchain, ha sido uno de los principales temas del mundo de las finanzas este año. El Blockchain sembró las bases para muchos otros avances tecnológicos. Para que tengamos una idea de la magnitud de este fenómeno y de la suba acumulada podemos recordar que cuando se creó el Bitcoin, en febrero de 2010, tenía un valor de 0,03 dólares, y al cierre de esta nota, está valuado en 3900 dólares.
Aún sigue fresca la anécdota de la "Pizza más cara del Mundo". En 2010, una pizzería aceptaba ya pagos en Bitcoins y le puso precio a su producto: 10.000 Bitcoins, que estarían valuando esa pizza en unos 39 millones de dólares. O de aquel programador noruego que ayudó a crear la tecnología y que se había olvidado que tenía algunos Bitcoins guardados que le alcanzaron para comprarse dos casas. O del adolescente de 16 años que le pidió a sus abuelos 1000 dólares y los transformó en 1 millón.
Las criptomonedas han logrado captar la atención del público en general y han sabido despertar todo tipo de comentarios entre los bancos centrales y comerciales y famosos en todo el mundo, un mundo en el que todos parecen ser ahora expertos en la materia sólo porque han escuchado la palabra o por haber ganado mucha plata.
Hay más de 1000 monedas en el mercado, y muchas no sobrevivirán porque nacieron con la ola especulativa.
Pero la respuesta que todos quieren tener es si seguirá la escalada de precios o si se trata de una burbuja. Para poder contestar esa pregunta, tenemos que entender primero qué es lo que hace que una criptomoneda incremente su valor. Algunos mencionan como punto de partida de la gran subida de tres años después de la creación del Bitcoin, cuando alcanzó los 75 dólares, debido en gran parte a la crisis financiera en Chipre, que había llevado a los europeos a comprarla como sustituto del dinero físico para resguardar sus depósitos y para poder sacarlos del país hacia otras jurisdicciones más seguras. Ahí tenemos el principal factor impulsivo.
Actualmente existe un límite de 50.000 dólares anuales que los ciudadanos chinos pueden enviar fuera de las fronteras del país asiático, que se "reinicia" cada 1 de enero. China ha sido uno de los principales factores impulsivos de las criptomonedas.
Además, al desintermediar cualquier transacción entre dos usuarios, se ahorran los costos en el medio que cobran los bancos y las financieras, y se hace además en forma más rápida, sobre todo para los montos más chicos. Luego podemos mencionar a la especulación con el furor de los últimos dos años y la atracción que provoca cuando los mercados se dirigen en forma procíclica a aquellas alternativas más rentables del momento.
Otra fuente de impulso de todas las criptomonedas ha sido el anonimato de la tenencia y, con ello, el reemplazo de los ahorros de muchos inversores que no tienen la intención de declarar su riqueza ante sus respectivos fiscos en medio de históricos avances en materia de intercambio de información y, por otro lado, del dinero negro producto de actividades ilícitas tradicionales a las cuales se le ha sumado recientemente el pago de recompensas para liberar a sitios de Internet y empresas de hackeos.
Pero en la base del éxito de una moneda se encuentran básicamente los factores inherentes a una moneda tradicional, con la masificación de usuarios por la mayor aceptación que posee en comercios y servicios. Muchas personas están usándolas sólo como inversiones, pero la idea es usar las criptomonedas como intercambio de valor, para poder comprar productos tangibles o servicios. Si una empresa acepta una criptomoneda como una forma de pago, esto da la usabilidad a la moneda y se puede usar en cada transacción la cantidad de Bitcoins que uno quiera, desde miles hasta un 0,0000001 de una moneda.
Además, los métodos de almacenamiento se han sofisticado y asegurado cada vez más luego de algunos episodios de hackeo que hundieron su precio en diversas ocasiones.
El éxito del mercado de las critomonedas y su principal fuente de volatilidad a corto plazo seguirá siendo la naturaleza de no contar con regulaciones, lo que conlleva a fluctuaciones inesperadas: desde el cierre de los mercados o exchanges para intercambiarlos hasta el deseo de regularlas por parte de las autoridades monetarias que la ven como una competencia.
Restringir los intercambios domésticos de Bitcoins, obligar a que los intercambios se hagan en plataformas ubicadas fuera del país, pasando por la imposición de cuotas en la cantidad de monedas que se pueden enviar al extranjero son algunas de las alternativas que vienen barajando los reguladores.