El oro ha abierto el año con una postura optimista, cerrando enero con ganancias de aproximadamente el 3%, tras alcanzar máximos de 17 meses el 25 de enero, cerca del nivel de 1.370 USD, pues el debilitamiento del dólar ha impulsado su atractivo.
Sin embargo, el metal precioso lleva a la defensiva desde entonces, cogiendo por sorpresa a muchos inversores que esperaban que los precios siguieran subiendo, poniendo a prueba el nivel de resistencia de 1.400 USD.
Tal vez lo más preocupante para los alcistas del oro, sin embargo, es el hecho de que el metal, considerado siempre refugio seguro, no ha disfrutado de una fluidez tras el aumento de la volatilidad y la turbulencia observado en los mercados de valores de Estados Unidos y de todo el mundo durante los últimos días, aunque su activo “hermano”, considerado también refugio seguro, el yen, registró un avance del 1,4% durante el mismo período.
No sólo no ha conseguido el precio del oro repuntar ante las inestables condiciones del mercado, sino que la materia prima (que suele subir cuando aumenta el riesgo de mercado) se desplomó de hecho a la vez que la bolsa estadounidense. ¿Qué ha provocado este inusual giro?
La reciente tendencia bajista del oro podría atribuirse a un par de factores claves: el aumento del rendimiento de los bonos y la recuperación del dólar.
El rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años aumentó un 2,902% el 12 de febrero, su cota más alta desde enero de 2014, lo que refleja las crecientes expectativas de los inversores acerca de una subida de la inflación y un fortalecimiento de la economía. Pero la subida de la inflación normalmente favorece al oro, puesto que suele considerarse una cobertura contra la subida de los precios. Sin embargo, la incertidumbre en torno a la velocidad a la que aumentará el rendimiento y hasta qué punto subirá la inflación podría ser la causa de la pausa de los traders del oro.
Sin embargo, los indicios de una subida de la inflación han llevado a los inversores a temer que la Reserva Federal (Fed) podría subir los tipos de interés más rápido y con más frecuencia de lo que esperaban. De hecho, el mercado se está haciendo ahora a la posibilidad de que la Fed podría aumentar los tipos cuatro veces en 2018, en comparación con las tres subidas estimadas anteriormente, especialmente si el Congreso afloja el presupuesto fiscal.
Mientras tanto, el índice dólar, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas principales, se afianzado sobre el nivel de 90, tras pasar la mayor parte del mes de enero en torno al nivel de resistencia de 88.
Estos factores probablemente restarán más brillo al oro a medida que avance el año pues la Fed y otros grandes bancos centrales comenzarán a eliminar el carácter acomodaticio de su política monetaria por primera vez desde la crisis financiera de 2008, hacia la normalización y la subida de los tipos de interés.
El oro es muy sensible a la subida de los tipos de interés. A medida que éstos aumentan, disminuye el coste de oportunidad de los titulares de otros activos no sujetos al rendimiento, como los lingotes, a la vez que impulsa el dólar, en el que está denominado el metal precioso. La fortaleza del dólar suele lastrar al oro, pues reduce el atractivo del metal como activo alternativo y encarece las materias primas denominadas en dólares de cara a titulares de otras divisas.
La noción de que se está desmoronando la relación inversa entre las acciones y el oro no es una buena señal para el comercio del metal precioso a largo plazo. Normalmente, el oro atrae a los inversores que están inquietos en vista de la volatilidad del mercado de valores.
Fuente: CNBC
Desde un punto de vista técnico, el oro parece estar listo para probar un apoyo cerca del nivel de 1.300 USD, y si se deja atrás, los precios caerán hacia 1.250 USD. Si se atraviesa esta línea, el metal amarillo se dirigirá hacia el nivel clave de 1.200 USD, en el que encuentra un gran apoyo.
El gráfico anterior indica que los precios del oro han quedado atrapados en un rango entre 1.200 USD a la baja y 1.375 USD al alza desde febrero de 2017. Hasta que uno de estos niveles no se supere, el metal precioso seguirá confinado en este rango.
Aunque algunos analistas siguen recomendando el oro como un componente clave de una cartera diversificada, teniendo en cuenta todo lo anterior, es fácil ver por qué el oro ha perdido su lustre entre muchos inversores.