Hace años había un anuncio de televisión sobre un juguete infantil llamado Weebles, que "se tambaleaba pero no se caía". La frase me viene a la mente al repasar la reciente actividad de los mercados. Desde que regresara a la Casa Blanca el mes pasado, el presidente Trump ha esbozado una oleada de cambios de política monetaria, planes y declaraciones que han agitado los mercados y lastrado las expectativas en torno a las perspectivas económicas. Pero por el momento, las últimas borrascas de volatilidad han sido un visto y no visto, dejando una tendencia alcista un poco maltrecha pero mayormente intacta.
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Como es habitual en estos artículos periódicos para evaluar el interés de la población por el riesgo, me fijo en un conjunto de pares de ETF, en este caso, utilizando datos hasta el cierre de ayer (5 de febrero). Para tener una perspectiva general, consideremos la relación entre una agresiva mezcla de asignación de activos globales (AOA) y su contraparte conservadora (AOK). A pesar de las recientes turbulencias, la tendencia sigue siendo la misma: positiva en un grado no trivial.
El vaivén es más pronunciado cuando se tata de las acciones de Estados Unidos, pero la relación entre la amplia cartera ponderada por capitalización de mercado (SPY) frente a una alternativa de baja volatilidad (USMV) ha repuntado con fuerza.
El rendimiento relativo de las acciones de Estados Unidos frente a sus homólogas extranjeras en los mercados desarrollados sugiere que el repute estadounidense ha sido demasiado rápido. La relación entre VTI (un indicador del mercado total de acciones de Estados Unidos) y su homólogo de los mercados desarrollados excluyendo Estados Unidos (VEA) ha aumentado recientemente a favor de las acciones estadounidenses. La historia sugiere cautela a la hora de esperar que el rendimiento relativo superior de Estados Unidos continúe como últimamente.
En cuanto a los bonos del Tesoro estadounidense, los argumentos a favor de los vencimientos relativamente más cortos (SHY) frente a los vencimientos más largos (IEF) siguen pareciendo prudentes.
La relación IEF:SHY, tras un breve respiro, sigue siendo negativa. Quizás el pico de rendimiento haya quedado atrás, pero por ahora, este ratio sigue sugiriendo una visión prudente a la hora de ir más lejos en la curva de vencimientos.
Por último, echemos un vistazo rápido a las acciones de Estados Unidos (SPY) en relación con una medida amplia de los bonos estadounidenses (BND). La mayor parte del tiempo, esta relación tiende al alza, lo que refleja el rendimiento superior de las acciones a lo largo del tiempo. A veces, sin embargo, esta relación sufre un revés, lo que suele ser señal de problemas para una visión del mundo basada en el riesgo. Por el momento, este indicador se mantiene sólidamente en terreno de riesgo.
El último episodio de notable volatilidad se produjo el pasado agosto. En lo que va de 2025, las turbulencias han sido relativamente suaves, pero la confianza en los activos de riesgo se ha tambaleado, aunque aún no ha disminuido.
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