Cuando a mediados de abril muchos analistas estaban pronosticando el hundimiento de la renta variable estadounidense, nosotros mantuvimos que el suelo del ciclo de 40 días estaba a la vuelta de la esquina.
En primer lugar, al cierre de la sesión del 13 de abril el S&P 500 navegaba en las aguas territoriales del soporte comprendido entre 2.340,63 y 2.327,61. Además, el suelo teórico del ciclo (ST) iba a cumplirse en dos días. Por añadidura, contábamos con la línea horizontal situada en 2.357,16, cuya rotura al alza activaría la señal de posible conclusión de la fase descendente del ciclo de 40 días.
Por si esto no fuera suficiente, el 13 de abril se desencadenó la señal de giro del VIX, un patrón descubierto por nosotros que nos avisa de la cercanía de los suelos relevantes en el S&P 500 y que sólo se genera entre una y tres veces al año.
Una vez activada la señal, lo habitual es que el McClellan incurra en sobreventa y después forme una divergencia alcista con el S&P 500. Sin embargo, en ocasiones el suelo se forma el mismo día en que se genera la señal, como ocurrió en este caso.
Es más, el mismo día 13 el McClellan ya estaba trazando una potencial divergencia alcista con arreglo a los cierres del S&P 500.
Por cierto, siguiendo con el VIX, conviene saber que la estructura temporal de la volatilidad ofrecía un resultado (por encima de 1) que revelaba que el miedo se había apoderado de los inversores.
La estructura temporal de la volatilidad compara la volatilidad a un mes (VIX) y la volatilidad a tres meses (VXV). Un nivel superior a 1 significa que los especuladores se muestran excesivamente preocupados por el presente en relación con el futuro. En otras palabras, que cunde el pánico. Por la teoría de la opinión contraria, estaba a punto de formarse un suelo relevante del S&P 500.
Otro elemento técnico interesante ocurrido el día 13 era que el Equity Put/Call Ratio terminó por encima de 0,95. Una lectura extrema que en los últimos dos años había acontecido cerca de suelos significativos del S&P 500.
También el TRIN (indicador que compara las acciones que suben y bajan con el volumen) arrojó una lectura exagerada, por encima de 2. Lectura que también suele asociarse con suelos del índice norteamericano.
En esencia, el suelo del ciclo se formó justó el día en que se generó la señal de giro del VIX, el mismo día en el que también se dieron lecturas extremas en el Equity Put/Call Ratio, en el TRIN y en la propia estructura de la volatilidad. Todas estas señales resultaron efectivas, si bien el pistoletazo de salida a la fase ascendente del ciclo de 40 días se dio con la rotura al alza de la línea horizontal, que se había movido al nivel 2.349,14.
Superada la referida línea horizontal, el S&P 500 dio alcance al primer objetivo de subida de la fase ascendente (2.353,92-2.365,79).
Dos días después, el índice estadounidense coronó el siguiente objetivo de subida, apostado entre 2.374,54 y 2.389,44, movimiento que trajo aparejado el ajuste a la derecha de la onda sinusoidal, que desplazó el techo teórico del ciclo (TT) al 27 de abril.
Y en ésas estamos, con el S&P 500 frenado por la presencia del TT, que sin duda ha enfriado los ánimos.
No obstante, cabe la posibilidad de que la fase ascendente se extienda, habida cuenta de que la Línea Avance-Descenso del NYSE formó nuevos máximos históricos durante la semana pasada. Antes o después, el S&P 500 debería emular este comportamiento.